El gesto que esperaban los representantes de los trabajadores de Seat sobre la continuidad de la empresa lo ha dado el propio presidente del grupo Volkswagen (VW), Martin Winterkorn. En unas declaraciones en la revista alemana Der Spiegel , el máximo dirigente de la multinacional afirma que en la reunión del consejo de administración celebrado el viernes se decidió que la filial española "no se venderá", en contra de lo que reclamaban algunos altos directivos del grupo, y que, una vez tomada esta decisión, se han abierto las puertas para "desarrollar dos modelos adicionales" de Seat.

La noticia positiva de la apuesta por la continuidad, con una inversión cifrada en 5.000 millones de euros en los próximos 10 años, tiene como contrapartida una plan que incluye un recorte de personal que afectará a prácticamente el 10% de los empleos, unas 1.200 personas, aunque se hará de forma pactada.

El modelo en el que la dirección y los sindicatos de Seat tienen puestas sus esperanzas para aumentar las ventas es la sustitución del actual Toledo, que ha fracasado comercialmente, por una nueva berlina a partir de la base del Audi 4 actualizada y producida en la fábrica de Martorell (Barcelona). La berlina supone la entrada de Seat en un segmento del mercado de gama superior a los automóviles que fabrica actualmente.

De la berlina y sus variantes se fabricarán unas 80.000 unidades al año, si triunfa en el mercado, mientras que del Altea XL todoterreno se prevén producciones próximas a los 8.000 vehículos al año, que se sumarán a las del nuevo Ibiza. Con estas asignaciones, que se añadirán al Leon y Altea XL, que están en fase inicial de comercialización, Seat espera alcanzar las 500.000 unidades de producción al año.