Fuerte ralentización", "frenazo", "periodo de dificultades serias que afectan directamente a muchos ciudadanos", "fuerte desaceleración", "deterioro significativo", "crecimiento débil, con alta inflación, que nos trae dificultades", "situación adversa" y, en definitiva "una situación difícil y complicada, que lo va a ser durante los próximos meses". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quizá pudo haber sido más claro y haber utilizado la palabra "crisis" que le demanda la oposición. Pero los circunloquios que empleó ayer de ningún modo pudieron ocultar la gravedad de una situación económica que le llevó a anunciar una veintena de nuevas medidas, incluido un plan de austeridad que conlleva una reducción del 70% en la oferta pública de empleo y la congelación de salarios de altos cargos con la intención de dar ejemplo.

El plan de austeridad permitirá un ahorro de 250 millones entre el 2008 y el 2009 y fue la medida estrella de las más de 20 que ayer anunció Zapatero durante la presentación del segundo Informe Económico del Presidente del Gobierno en el Consejo Económico y Social (CES). Del recorte de la oferta de empleo quedarán excluidos servicios públicos esenciales, como seguridad, justicia e inspección de trabajo.

La congelación salarial afectará a los altos cargos del Estado, entidades empresariales, organismos y fundaciones públicas. El Gobierno reconoce que la medida tiene un impacto presupuestario limitado, "pero busca tener un efecto ejemplarizante". Zapatero instó a autonomías y ayuntamientos a seguir la pauta. Para el resto de los empleados públicos, Zapatero reafirmó los pactos suscritos con los sindicatos. El plan incluye un recorte de 20 millones en gastos corrientes del 2008 y limita al 2% su crecimiento para el 2009.

EL CES, MEJOR QUE LA BOLSA En esta ocasión, Zapatero eligió el CES --órgano consultivo que reúne a empresarios, sindicatos y consumidores-- para presentar su informe anual, y no la sede de la Bolsa de Madrid, como hizo el año pasado, cuando la economía estaba en la cresta de la ola. Al CES acudió una amplia representación de grandes empresas, incluidos los presidentes del Santander, La Caixa, Banco Popular, Endesa, Repsol, Iberdrola, Unión Fenosa, ACS, OHL, IBM y otros. También acudieron los líderes de UGT, CCOO, CEOE y Cepyme.

El presidente reconoció el rápido deterioro de la situación económica y adelantó que el producto interior bruto (PIB) crecerá este año "por debajo del 2%", una cifra inferior a la última previsión, del 2,3%, y por supuesto, a la penúltima, del 2,8%. "Prevemos, pues, un crecimiento débil a corto plazo, pero no un estancamiento duradero", remató. El presidente Zapatero pronosticó una rápida recuperación, a partir de la segunda mitad del 2009. Y ello porque "España está mejor preparada que nunca para superar la situación".

Tras el paquete de medidas anticrisis anunciado en abril (que incluye la deducción de 400 euros, la desaparición del impuesto de Patrimonio y el adelanto de la devolución del IVA), Zapatero anunció ayer otra veintena de medidas. El paquete incluye tres nuevas acciones de choque (créditos del ICO para pymes y VPO; créditos para rehabilitar viviendas y locales turísticos y un plan renove para vehículos) y el inicio inmediato de más de 15 reformas de mayor calado, cuyo objetivo es mejorar la competitividad a medio plazo.

Aquí se incluyen reformas que afectan a los sectores de rehabilitación de viviendas, energía, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, formación profesional y colegios profesionales. Zapatero se comprometió en los plazos. Sin embargo, el PP desacreditó las propuestas del presidente, que calificó como "planes de autobombo", según su portavoz económico, Cristóbal Montoro. Para el PP, el Gobierno del PSOE "está claramente desbordado" por una situación "al borde de la recesión". El diputado ironizó además sobre el anuncio de congelación del sueldo de los altos cargos, una medida "realmente simpática" tras haber aumentado "espectacularmente" su número, añadió.