Hace unas semanas lo advirtió al asegurar que el Fondo Monetario Internacional (FMI) podía hacer mucho más en la actual crisis financiera, ante la perplejidad de su presidente, el francés Dominique Strauss- Khan. Y ayer el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero lanzó su propuesta en uno de los marcos más adecuados, en la cumbre en Pekín de Asia-Europa (Asem), que reúne a 45 países, todos los europeos más los principales estados asiáticos, con China a la cabeza, y que representan la mitad de la riqueza mundial. Zapatero defendió que el FMI asuma su responsabilidad y se renueve para supervisar el sistema financiero internacional. A ello añadió que el organismo debería actuar también como "prestamista" para ayudar a los países emergentes, que, a su juicio, son ahora determinantes para garantizar la estabilidad de los mercados.

Zapatero buscó una salida propia, para que se pueda defender en el seno de la Unión Europea y se traslade a la cumbre de Washington, convocada para los días 14 y 15 de noviembre. En su intervención en Pekín dibujó un nuevo cometido del FMI, que, en ningún caso, debería caer en el proteccionismo. El presidente defendió el papel de los mercados, al margen de todas las regulaciones que precisen. "Reducir el mercado minaría el desarrollo", aseguró.

CAMBIO DE ORIENTACION El FMI ya actúa como prestamista con algunos países, pero la intención de Zapatero es que no se reduzca a auxiliar a un país concreto cuando pasa por una situación de crisis extraordinaria a cambio de unas exigencias muy rígidas. Todo ello le llevó a pedir la máxima responsabilidad a los distintos organismos internacionales, recordando que la crisis financiera fue provocada "por unos pocos que actuaron de forma irresponsable".

En esa línea de defensa de una mayor regulación se pronunció también el mandatario francés y presidente de turno de la Unión Europea, Nicolas Sarkozy, quien reclamó, además, un "único rostro y una sola voz" por parte de la UE para proponer medidas concretas y claras para reformar el sistema financiero. Y, previamente a Zapatero, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, insistió en que nadie caiga "en el nacionalismo económico" para salir de la crisis financiera.