El Banco de España ha incorporado como un riesgo para la economía española la incertidumbre generada por la convocatoria de un referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional en Cataluña. No considera, aún, que tenga un impacto en las previsiones de crecimiento y de reducción progresiva del paro que siguen estando por encima de la media de la Unión Europea. El riesgo en Cataluña se suma a otros: los cambios en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), la errática política fiscal de Trump en EEUU o una posible subida de los tipos de interés que volvería a lastrar las cuentas públicas. Mes a mes, el Banco de España hace gala de su independencia advirtiendo al Gobierno -siempre dado al optimismo- de los asuntos sobre los que tiene que tomar medidas. Uno de los aspectos que debería llamar la atención del equipo económico de Rajoy es justamente el del empleo. El informe de la autoridad monetaria insiste en que no va a crecer al ritmo general de la economía y que, además, lo hará gracias a los reducidos costes laborales unitarios, es decir, los salarios seguirán aún por debajo de la inflación. No es, pues, una buena perspectiva, de la que solo nos puede sacar Europa, ahora medio noqueada porque los resultados en las eleccions de Merkel en Alemania no auguran nada bueno para ese proyecto de fortalecer el euro, especialmente si acaba gobernando con los liberales. Hay que aprender a vivir en la incertidumbre.