El pleno del Parlamento de Cataluña debatirá hoy viernes la modificación de la ley de Presidencia para permitir la investidura a distancia de un candidato a presidente de la Generalitat. Será otro brindis al sol, un gesto simbólico sin ningún valor como no sea el de desafiar de nuevo al Estado. El Tribunal Constitucional ha recordado que una investidura a distancia no es posible y el Consell de Garanties Estatutàries ha dictaminado que esta modificación viola el reglamento del Parlament, el Estatut y la Constitución, ya que no se puede efectuar mediante el procedimiento de lectura única, como está previsto. Pese a todas estas advertencias, la mayoría independentista se ha impuesto en la Mesa para incluir la modificación en el orden del día del pleno. Lo que es seguro, sin embargo, es que este cambio no servirá para investir a Carles Puigdemont, pues el portavoz de Junts per Catalunya ha asegurado que su intención no es desobedecer al TC para no crear nuevos problemas legales. Esta afirmación eleva aún más si es posible el carácter de gesto sin ningún valor. Todo indica que, colocado el nuevo mojón del enfrentamiento institucional, Puigdemont designará mañana sábado en Berlín, por fin, un candidato viable -Elsa Artadi tiene todos los números- y la próxima semana podrá elegirse a la nueva presidenta y formar por fin gobierno.