La crisis ha dejado una Unión Europea distinta, con otras prioridades y con un socio menos, aunque de mucho peso como es el Reino Unido, en un futuro muy próximo. Los presupuestos para el periodo de 2021 a 2027 presentados esta semana crecen ligeramente e intentan adaptarse a estos cambios. Migración, seguridad, defensa y formación han ganado un lugar preferente en las partidas comunitarias en detrimento de las clásicas cohesión y agricultura que hasta ahora se llevaban el 80% del presupuesto.

Leídas las cifras resultan mareantes por el baile de millones que tanto gustan usar los populistas para desacreditar a la UE. Pero, las cantidades que aparecen en los presupuestos equivalen a algo menos del 2% del gasto público de los países comunitarios. Y aun quedarán reducidas gracias a los recortes impuestos por cada uno de los Estados en el largo periodo de negociación que se abre hasta llegar al Europarlamento que debe adoptarlos. Sin embargo, en los presupuestos de esta etapa no solo hay cifras. Las nuevas cuentas contemplan una cláusula en defensa del Estado de derecho y contra sus violaciones por la que no habrá fondos si no se cumplen los valores europeos. Dichos valores han quedado diezmados ante los miedos generados por la crisis económica y la migratoria. En ningún caso la UE puede renunciar a ellos.