Ocurrió ayer, en la plaza de toros de León. Ante 15.000 personas que pasaron de la sorpresa al delirio al conocer el cartel del evento: se anunciaba un mano a mano entre Mariano Rajoy y el que, hace algo más de cuatro años, le dio la alternativa, José María Aznar. Ambos llegaron al coso acompañados de Ana Botella y de Angel Acebes, que, en términos taurinos, vendría a ser el peón de confianza del jefe de la cuadrilla popular.

Optaron por dar la vuelta al ruedo antes de que empezara el mitin. Aplausos. Gritos. Banderas. Escoltas que arrancaban a los políticos de los brazos de militantes en éxtasis y docenas de nerviosos fotógrafos que, hartos de repetir día tras día las mismas fotos, se encontraban ante un paisaje noticiable.

Aznar entró en campaña. En la plaza. Pero, más que como torero que esquiva la cornada del adversario, como el toro bravo que se niega a humillar ante estocadas ajenas. "¡Vamos a mandar a Zapatero a casa! ¡Vamos a por ellos!", clamó. Así empezó el mitin. Su mitin. Y a 24 horas del último y decisivo debate que enfrentará a Rajoy y a Rodríguez Zapatero, espetó: "¡No hay derecho a repetir cuatro años con un señor que dice que hay que mirar atrás, cargarse el país y deshacer todo lo que los españoles habíamos hecho.

CON RAJOY AHORA "Y DESPUES" Para los que pudieran tener dudas, dejó claro que él no había acudido a este macro acto por iniciativa propia. "Gracias por invitarme a estar en León", dijo en el atril. Pero consideró que, antes de pasar a la crítica pura y dura, había otra posible incógnita que despejar. "Estoy aquí para apoyar incondicionalmente como he hecho antes, ahora y después, a Mariano". De hecho, explicó que su respaldo al sucesor ha consistido, a veces, "en el silencio", y otras, "en la palabra", cuando así se le ha pedido.

Y pasó al ataque. "La izquierda sectaria y el separatismo, que pretenden acabar con el país, han querido excluir a media España. Es inaceptable. La transición era no repetir los errores del pasado y no el ver cómo repetimos la historia de los muertos, las tumbas y las trincheras", enfatizó. Según Aznar, el PP se ha dedicado mientras tanto a servir a España y a su bandera, buscando fórmulas para garantizar la "convivencia democrática", fortalecer la "única" nación, enseñar castellano a todos los niños en todos los colegios o llevar agua a todos los territorios. "Por eso estoy con el PP y por eso me fío completamente de Mariano Rajoy".

Ligado a la preocupación por la situación económica, llegó un momento clave del mitin: Aznar, que admitió "aciertos y equivocaciones", pidió el voto a una mayoría de españoles --incluidos los socialistas-- que compartan los análisis que ha hecho el PP en economía y otras materias "básicas", y les animó a apoyar a los populares, "aunque no se entusiasmen con Mariano" o les guste bromear con que él mismo tiene "el bigote torcido". "Lo que quieran, pero pueden encontrar respuestas en el PP". Tomó la palabra Rajoy. Y le dio las gracias a Aznar a quien tendrá siempre en su memoria.