La vida es injusta y, si no, que se lo digan al ministro de Justicia, Fernández Bermejo, y al fiscal general, Conde-Pumpido, que han recibido en su cara lo que se habían buscado, es decir, todas las tortas que el PP iba a darles por sus decisiones relacionadas con las candidaturas de la llamada izquierda patriótica vasca, o sea, de los nazis del norte. El problema es que también les están dando los propios nazis, a los que se supone que favorecen.

A Fernández Bermejo le pasa en Sestao, pura margen izquierda de la ría bilbaína, cuna del socialismo más obrerista. En los años veinte, cuando se inauguró el puente colgante, los ricos de Neguri y las Arenas se ataban los machos para cruzar el cauce del Nervión. Ahora, los socialistas vascos que viven en su antiguo feudo se tienen que rodear de guardaespaldas para que los niños pijos de Getxo que cruzan por el puente colgante ataviados con la más genuina estética de la kale borroka no les puedan limpiar el forro.

La secuencia es curiosa, porque los candidatos municipales y autonómicos de los socialistas van andando con sus maromos de defensa personal y les insultan una docena de jovencitos aspirantes a pistoleros. Y ellos se defienden malamente. ¿Qué ha pasado en este país para que los agredidos no les partan la cara a los salvajes? Un amigo irlandés me decía que le resultaba muy extraño que en el País Vasco no hubiera reyertas en los bares, que nadie le partiera la cabeza de un botellazo al vecino de barra que le lleva amenazando desde hace meses con un tiro en la nuca mientras se toma tranquilamente un txikito.

Es raro ese país en que también cuando son pocos siguen consiguiendo sus objetivos de asustar a los que son muchos. Y más raro aún que nadie comprenda la política del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Y lo que no entiendo es que la siga sacando a pasear, cuando de lo que se trata es de hablar del metro y de las normas de construcción. Quizá Bermejo sepa de eso. Pero los estrategas son los estrategas. Y los electores son también muy raros. ¿A qué se debe, por ejemplo, que la Comunidad de Madrid, cuyos habitantes se definen a sí mismos de forma mayoritaria como de centroizquierda, sigan votando a Esperanza Aguirre?