Quedan apenas cuatro días para que los candidatos dejen de besar gente a su paso. Sólo cuatro días para que los coches dejen de martillearnos con esas sintonías que se te incrustan en el cerebro.

Esta campaña me ha dejado dos cosas. Por una, el primer debate electoral televisado. Un debate en el que, por cierto, sólo hubo un vencedor: Víctor Casco. El candidato de IU demostró ser el único capaz de articular un discurso coherente sin papeles.

La segunda cosa que me queda de la campaña es una reflexión. ¿Valen para algo los mítines? Actos organizados para militantes en los que se repiten los discursos día tras día. Algo necesario hace 30 años, cuando había que divulgar el mensaje a cualquier precio. A día de hoy, con todos los medios que hay, ya no hacen falta. Algún día los políticos se sentarán y definirán un nuevo modelo. Porque, aunque a veces lo parezca, ya no estamos en los 70.