Si es que lo que este país necesita es diálogo. Por ejemplo, los animales más animales de la plantilla de los astilleros de Vigo han quemado una buena parte de la documentación del ayuntamiento y han destrozado el mobiliario porque no hay suficiente diálogo. En Esplugues (Barcelona), unos presuntos representantes vecinales han tirado agua a la alcaldesa de la ciudad, Pilar Díaz, por lo mismo. Y en el País Vasco, disparan a la nuca de los militantes del PP y del PSE porque no hay diálogo.

Es comprensible. Todo es comprensible. Porque si no hay suficiente diálogo del que le da la razón a uno, pues se quema, se echa agua o se descerraja la nuca al que no dialoga. Lo entiendo de la misma manera que lo entendería Gila, que explicaba lo de la comunicación entre padres e hijos diciendo que antes era mucho más fluida porque cuando su padre le decía "o haces esto o te rompo la cabeza", él le entendía.

Y así vamos. Porque de lo que se trata no es de escuchar las razones del otro, sino de tener razón, solo de tener razón. Si me permiten ustedes, tengo una historia propia que contar al respecto. Mi padre, cuando yo era crío y me enfadaba por algo que creía justo al grito de "es que tengo razón", me decía: "Sí, hijo, lo que pasa es que tienes demasiada razón".

Pues ahora sucede que los contendientes en las municipales y autonómicas tienen demasiada razón y uno no sabe con qué quedarse. Porque eso suele suceder con cosas que son complejas desde el punto de vista de la opinión. ¿Somos o no somos partidarios de que haya un circuito urbano de F-1 en Valencia? Tengo que confesar que no lo sé, que no soy capaz de discernir si eso es progresista o no.

¿Y cómo voy a votar si no sé distinguir lo progresista de lo reaccionario? Tengo respuestas para cuestiones universales, como por ejemplo si hay que estar a favor de la educación laica o la fachosa del Vaticano que pide Federico Jiménez Losantos. Pero no sé si estoy a favor o en contra del soterramiento de la M-30 en Madrid. ¿Eso es bueno o malo para el pueblo? El pueblo en el corazón, siempre el pueblo.