Signos de cambio de rumbo. El candidato de CiU a las legislativas, Josep Antoni Duran Lleida, llevaba un año largo defendiendo, en solitario y ante las suspicacias de CDC, la entrada de la federación nacionalista en el Gobierno. Y con todas las de la ley, lo que le costaba la crítica más o menos socarrona de que en realidad quería ser ministro. Parece que el tiempo y las perspectivas de crisis económica, entre otros, han hecho mella en el líder de Unió, que ayer consideró, por primera vez, que a CiU quizá le convendría ejercer la influencia que le den sus escaños en el nuevo Ejecutivo sin integrarse en él.

"INTELIGENTE" "CiU debe ser lo suficientemente inteligente como para que tal vez, no pudiendo implicarse como sería lo ideal, lo haga de la manera menos costosa para sus propios intereses y menos costosa para aquello que representa, que es Cataluña".

Es decir, malos tiempos para compartir el timón de una nave que amenaza con afrontar el oleaje de la recesión, crisis, o como sea que se acabe llamando a las dificultades económicas que, según el vaticinio general, se aproximan. Echando mano del símil taurino, advirtió de que sería bueno que CiU lo viera "desde la barrera". Según Duran, habrá otro factor de inestabilidad: o el PP o el PSOE, quien no logre gobernar, se verá obligado a cambiar de líder.