Parece que tanto el PP como el PSOE podrán proclamar victoria. El PP se afianza en dos autonomías muy importantes y pobladas --Madrid y Valencia--, donde conserva su mayoría absoluta, al igual que en sus capitales. La gestión y la notoriedad de Esperanza Aguirre, Francisco Camps, Alberto Ruiz-Gallardón y Rita Barberá han ayudado.

El PP sale reforzado y el PSOE no ha construido una alternativa con credibilidad. Además, el PP conserva la mayoría absoluta en Castilla y León, Murcia y La Rioja, y mantendrá muchas capitales de provincia.

Pero el PSOE conserva sus plazas fuertes y amenaza al PP en comunidades en las que este tenía mayoría absoluta. El PSOE seguirá mandando en Extremadura y Castilla-La Mancha, pese a que Ibarra y Bono ya no son candidatos. Mejora también en Aragón y Asturias, y en Cantabria todo apunta a la reconducción del pacto de gobierno con el Partido Regionalista. Los socialistas no solo mantienen sus principales ciudades (Barcelona, Sevilla y Zaragoza), sino que pueden arrebatar otras al PP. El PSOE podría nuclear gobiernos progresistas tanto en Baleares y Canarias (donde López Aguilar sube con fuerza). Y si en Navarra el PP pierde su mayoría, será un duro golpe para Rajoy, que ha convertido las municipales en un plebiscito contra la política de Zapatero en el País Vasco.

Pero las espadas seguirán en alto porque a nivel global los resultados serán muy ajustados. Con el 80% del voto escrutado había empate al 33%. Aunque al final del escrutinio el PP se puede colocar delante por la magnitud de la victoria en Madrid.

En todo caso el PP pierde poder autonómico y municipal y el PSOE lo gana. Mariano Rajoy no ha derrotado a José Luis Rodríguez Zapatero en su plebiscito sobre el terrorismo. Los datos de Navarra y Vitoria son muy reveladores. Per ninguno consigue distanciarse del otro. El PP no da el vuelco y el PSOE no consolida su ventaja. Los meses que quedan hasta las elecciones generales --previstas para marzo-- serán todavía más duros. Rajoy insistirá en su oposición férrea a la política de Zapatero. Y el PSOE deberá mostrar mas convicción si no quiere arriesgar una derrota. Y la bronca no contribuirá a aumentar la participación, que ha vuelto a bajar.