Nada más alcanzar los 18 años, Isaac Holgado participó en las elecciones de 1993, pero ayer, en cierto modo, volvió a estrenarse en las urnas. Por primera vez y pese a su ceguera total, pudo votar sin ayuda gracias al kit para invidentes que en estos comicios ha incorporado la democracia española.

Maestro de música, Isaac asegura que, desde que tiene edad para votar, en ninguna cita electoral han faltado sus papeletas. Pero su imposibilidad de descifrarlas en tinta le había obligado hasta ahora a ir acompañado por alguien --casi siempre algún familiar--, para que le leyera su contenido. Ayer tampoco acudió solo al Colegio Giner de los Ríos de Cáceres, pero esta vez no necesitó de la intervención de su madre ni de sus hermanas para emitir su voto.

Universal y secreto

Para ello, en torno a la una de la tarde se dirige a la presidenta de la mesa electoral para solicitar su kit, que esta, vecina suya, le entrega nada más reconocerle. De paso, pregunta dónde puede preparar su voto --el espacio de las cabinas resulta insuficiente-- y le sugieren que se siente en una mesa al lado de la puerta. "Es muy sencillo", asegura mientras empieza a leer las etiquetas en Braille.

"El kit incluye una guía informativa, las papeletas al Congreso --cada una de las cuales viene dentro de un sobre con una etiqueta en braille que dice a qué partido pertenecen-- y la papeleta del Senado con una plantilla en braille y unas instrucciones", detalla. El método no parece fácil pero Isaac va leyendo y descartando los partidos candidatos al Parlamento con rapidez.

Cuando encuentra el partido que ha seleccionado, traslada la papeleta del sobre con la etiqueta en braille al de votación. De ese modo se convierte en un voto más, sin rastro del proceso que lo ha hecho accesible convirtiendo a los ciegos en electores autónomos y a sus votos en secretos. Pero Isaac detecta un pequeño fallo, porque no sabía que los sobres también estaban marcados en tinta. Para la próxima.

La elección de los senadores (listas abiertas) eleva un poco la complejidad del procedimiento. Para rellenar la papeleta, los invidentes disponen de una plantilla en la que se identifica cada partido con un número y cada candidato con una opción (a, b y c). Una guía complementaria establece qué número corresponde a cada partido y qué opción a cada candidato.

En este caso, Isaac también tarda muy poco. Va sobre seguro porque el pasado viernes fue el encargado, a petición de la ONCE, de acercarse a la Subdelegación del Gobierno en Cáceres para comprobar que no había errores en los kits de votación que habían solicitado cinco votantes invidentes de la provincia. Por eso, encuentra rápidamente a los candidatos que se han ganado su apoyo y tarda más en encontrar el bolígrafo que en votar.

Minutos después Isaac busca su DNI para depositar por fin su voto autónomo. Un sufragio que la ONCE ha calificado como "un paso más hacia la igualdad", tras muchos años reivindicando ese derecho. También Isaac, pese a las pequeñas deficiencias detectadas (ausencia de un espacio adecuado para poder votar con tranquilidad e ignorar que los sobres al Congreso estuvieran marcados en tinta), hace una valoración positiva de esta herramienta que le permite disfrutar de la democracia de forma totalmente autónoma.