El camino de los líderes en unas elecciones que no les competen no solo sirve para que los ciudadanos aprendan sobre el cambio climático, que vaya usted a saber si es que pasa de verdad o si es que les conviene a los inversores en empresas de biodiésel, sino para que los propios líderes aprendan un montón de cosas. Por ejemplo: que las islas flotan.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el aspirante Mariano Rajoy (que solo tiene un apellido, a pesar de tener dos abuelos, no como Zapatero) han coincidido por primera y última vez en algo: han estado al mismo tiempo en Palma de Mallorca. Y cada uno ha sacado su lección, que es la misma: que las islas flotan. Pero para que sigan flotando, hay que racionar la cantidad de peso que se les pone encima.

El PSOE dice que lo que sobra es hormigón, o sea, que hay que plantar muchas menos semillas de esa planta que acaba por reventar cualquier capacidad de resistencia. El dirigente del PP opina (o piensa, o lo que sea) que lo que hay que hacer es quitar inmigrantes.

La pregunta inmediata, siempre que se asesore uno debidamente, es si pesan más los inmigrantes o el hormigón. ¿Cuántos inmigrantes puestos unos encima de otros hacen falta para pesar lo mismo que un edificio de diez pisos? Francamente, muchos. Y sucede algo desconsolador, que es que tengan o no papeles van a pesar lo mismo. Un certificado de que se puede uno colocar legalmente no pasa de uno o dos gramos.

Si viviéramos en un mundo idílico, previsible, la propuesta del PSOE sería más razonable: hagamos que los inmigrantes estén legalizados, coticen a la Seguridad Social y ayuden a mantener las pensiones. La de los populares acaba siendo una oferta al peso: quitemos a los inmigrantes, hagamos una ley que impida las regulaciones masivas. Dan ganas de pesarlos a todos. Y decírselo al Partido Popular de Fabra, ese chico de Castellón al que le van tan bien los negocios sin dedicarse a ellos: si no se les regulariza y se aplica la ley en serio, hay que repatriarlos.

¿Y qué hacemos entonces con la construcción? El problema es interno, porque no se puede montar una empresa de la constru sin currelas. Qué difícil es hacer política.