Tras dos décadas al frente del Gobiero autonómico, Juan Carlos Rodríguez Ibarra afronta su sexta legislatura en activo en política. Secretario general del PSOE en Extremadura, este profesor universitario nació en Mérida en 1948. Casado y con una hija, afronta esta una nueva etapa por la complicidad que asegura ha encontrado con los extremeños.

¿Veinte años son muchos?

--La política no se hace con el carné de identidad en la mano, se hace con el corazón y con la cabeza. Cuatro años puede ser muchísimo y 20 puede ser que hayas hecho nada más que empezar. También depende del sitio. En Madrid o en Valencia pueden ser muchos, porque no se aprecia que haya habido un cambio brutal. Pero esta región es atípica porque estaba sin nada y ahora tiene mucho. Cada legislatura es empezar una nueva aventura. Aquí hay que empezar a hacer nuevo muchas cosas que no existen y eso te da ilusión, fuerza y muchas ganas.

¿Cómo ha descubierto la complicidad con los extremeños?

--En la calle, no en la campaña. En esta legislatura y sobre todo en los dos últimos años, tras anunciar que me marchaba. He notado donde quiera que voy que la gente me mira con simpatía, con confianza. Luego la mitad me votará y la otra mitad no. Eso no me preocupa después de pasar unos años donde un sector de la población ni creía en mí, ni confiaba en mí, quizás porque había una idea equivocada de lo que era el socialismo y eso se ha terminado. Tal vez también porque ha habido mucha gente que ha hecho su vida en Extremadura y le ha ido bien. Eso en el sector empresarial lo valoran mucho. Un empresario vota a aquel que la da confianza y creo que el sector empresarial piensa que conmigo hay una cierta seguridad. Y el votante de la izquierda sabe que no le he defraudado.

¿Cómo se mide la lealtad de un político?

--Cuando llega el momento de demostrarlo. Cuando el Gobierno de González quiso poner Valdecaballeros y yo me opuse, la gente vio un ejemplo de lealtad hacia Extremadura. Aunque ahora el candidato del PP copie el discurso. Tuvo la oportunidad, con Rato al lado, de demostrarlo diciéndole que no era justo que se quitaran las subvenciones a la industria de transformación agroalimentaria o con el ´decretazo´. La lealtad se va viendo con el tiempo y la gente sabe que cuando los intereses de Extremadura estaban en juego, he defendido a mi tierra por encima de los intereses de mi propio partido.

¿España ha sido leal con Extremadura?

--El Gobierno lo fue en los tiempos de Felipe. En esta campaña ya han pasado varios ministros por la región y aún no hemos podido averiguar, ni de escuchar una sola cosa que haya hecho ese ministro aquí. Rato estuvo aquí para apoyar a Floriano y podía haber dicho todas las cosas hechas aquí en este tiempo y no dijo ni una. Aznar estuvo aquí y no dijo ni una. González sí. Un ministro de González puede venir aquí y decir más cosas de lo que hizo sólo que todo el Gobierno de Aznar. Y después hay regiones que no son leales con Extremadura y el resto de España, las nacionalistas. Que van a sus intereses. Un sueño que tengo es que algún día un nacionalista dijera vamos a parar, vamos a ver cómo estamos todos y discutamos cómo abordamos el futuro. Pero no lo van a decir nunca.

¿Extremeño antes que socialista?

--No es exactamente eso. Siempre he dicho que entre los intereses de mi partido y los de los extremeños, siempre he defendido los intereses de Extremadura. González puso la cesión del 15% del IRPF y yo me opuse, a Valdecaballeros o al cementerio nuclear. Llevo casi 30 años en el partido, pero es sólo un instrumento para hacer política. Y me quejo en el comité federal, aunque me quede en minoría. No me importa porque el compromiso lo tengo con mis ciudadanos. Defiendo los intereses de Extremadura desde mi visión socialista.

-Sin embargo, es una de las ´voces autorizadas´ del socialismo en España.

--En todos los ordenes de la vida la coherencia acaba triunfando. Y como yo siempre he dicho lo mismo, eso acaba valorándose. Y si esa coherencia tiene resultado electoral y ganas cinco elecciones, al final acabas siendo un dirigente reconocido en tu partido. El ver cómo estaba Extremadura y como está me ha dado un cierto protagonismo. La antigüedad es un grado. Yo era amigo del Alfonso Guerra poderoso, y cuando cayó en desgracia seguí siendo su amigo. Curiosamente por eso Felipe comenzó a apreciarme como militante y como persona, por ser de los pocos que mantuve la coherencia. Y hoy me precio de tener una magnífica relación con ambos, que por cierto es bastante complicado.

Los jóvenes es una de sus preocupaciones, pero algunos sólo han conocido la Extremadura de Ibarra. ¿Cómo llegará a ellos?

--Los jóvenes son mi gran ilusión. Yo he estado haciendo 20 años política en Extremadura con generaciones que no habían tenido las oportunidades de los jóvenes de ahora. No había ni universidad en Extremadura. Y con eso hemos sido capaz de hacer una tierra que está avanzando. Mi gran ilusión es que los jóvenes extremeños de hoy no se parecen en nada a los de ayer, quienes tenían que poner sus brazos para trabajar y los de hoy pueden poner su inteligencia.

Intuyo que los jóvenes tienen la sensación hoy de que no son útiles porque no producen. Cuando eso ocurre, o pasan de todo o fastidian. Y lo que quiero decirles ahora es que para mí es fundamental su preparación. Si hemos avanzado en Extremadura con gente sin formación, ahora alguien les va a escuchar, alguien les va a ayudar para sacar adelante sus proyectos.

¿Y qué le ofrece la Extremadura de hoy a los jóvenes?

--Se tiene que transformar la inteligencia en riqueza para no tener demandantes de empleo, en estado puro, pero mejor formados. Mi sueño es que la gente sea capaz de hacer cosas que antes eran imposible y sin tener que depender de otras personas. Lo importante del éxito de sus ideas dependerá de la inteligencia y la originalidad que le echen. Hoy trabajamos para satisfacer necesidades y si no hay necesidad hay que crearlas. Y si alguien tiene capacidad para inventar, eso son los jóvenes. Para eso crearemos un gabinete que les ayude. Hoy lo importante es llegar el primero con una idea.

¿Se siente el ´Robin Hood´ de la política?

--No. La política necesita dinero y el dinero hay que sacarlo en función del esfuerzo que uno hace. Todo el mundo tenemos los mismos derechos, pero no tenemos las mismas necesidades y yo quiero que los que tienen necesidades puedan tenerlas cubiertas y para eso hay que sacarlo de algún sitio. Las eléctricas, los bancos, ¿tienen dinero? Sí. Pues de ahí intento sacar algo. Hace tiempo que dejé de discutir con marqueses y ahora discuto con Bill Gates. Me siento más bien David frente a Goliat. Pero bueno, parece que lo que hacemos en Extremadura al gigante le molesta y vienen a firmar a acuerdos con Piqué. Fíjese como ha cambiado Extremadura que ahora discutimos con Bill Gates

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