Una gran manifestación recorrió ayer las calles de Arrasate (Guipúzcoa) para apoyar a la familia de Isaías Carrasco y para expresar la repulsa por el asesinato, el viernes pasado, del exconcejal socialista. En la intervención que cerró el acto, el secretario del PSE, Patxi López, advirtió a ETA de que "no pasarán, serán detenidos, juzgados y encarcelados".

La movilización, con una nutrida presencia política e institucional, se desplazó hasta el lugar en el que fue tiroteado Carrasco. Junto a las rosas depositadas en el portal de su vivienda, los manifestantes corearon el nombre de la última víctima de las balas de ETA. La viuda y las hijas agradecieron el gesto, con una entereza que mostraron en todo el recorrido. Las imágenes con el rostro de Carrasco eran visibles en las farolas de este barrio obrero, así como en la sede del PSE y en el balcón consistorial, pero no en otros lugares del pueblo.

En un ambiente frío, los miles de manifestantes, muchos llegados desde localidades vecinas hasta este feudo de la izquierda aberzale, recorrieron unas calles vacías conteniendo a duras penas su rabia. Nadie les aguardaba a su paso en las aceras, ni había aplausos desde los balcones. El silencio solo se rompía por algún que otro grito en recuerdo del exedil asesinado. Los pocos vecinos que se encontraban en aquel momento en la calle cambiaban de acera o miraban con indiferencia.

DESAFIO ABERZALE El único momento de tensión se produjo cuando la marcha pasó bajo el balcón de un miembro de la izquierda aberzale que observaba desafiante junto a su bandera en favor del acercamiento a Euskadi de los presos de ETA. Los gritos de "¡Asesinos!" fueron inmediatamente secundados, pero cesaron a los pocos segundos y volvió a prevalecer el silencio. La viuda y las hijas de Carrasco llevaban la pancarta, con el lema Por la libertad. ETA no, junto con todos los concejales de Arrasate, a excepción de los de ANV. Precisamente ayer la alcaldesa de esta formación política, Inocencia Galparsoro, recuperaba su puesto después de los dos días de luto que acordó el consistorio. Algunos gritos aislados recriminaron su ausencia en los actos de condena.

La marcha se detuvo en la plaza del ayuntamiento, donde Patxi López advirtió a los terroristas de que su destino es la cárcel. "Tomaremos el testigo de este hombre valiente sin ceder un milímetro", prometió en nombre de los presentes. También tuvo palabras de apoyo y reconocimiento hacia la familia de la víctima, y sobre todo para con su hija Sandra, a las que la multitud respondió con una ovación.

Entre los representantes institucionales estaban el lendakari, Juan José Ibarretxe; el presidente del Senado, Javier Rojo, y la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez, así como el secretario de organización del PSOE, José Blanco; la presidenta del PP en Euskadi, María San Gil, y los líderes del PNV y de EA, Iñigo Urkullu y Unai Ziarreta.

En el resto de España, miles de personas se concentraron también en silencio ante los ayuntamientos para condenar el atentado. Las concentraciones, convocadas por la Federación Española de Municipios, se celebraron ayer y no el día siguiente del atentado para no interferir en la jornada de reflexión.