Ladrillar es el municipio extremeño situado más al norte de la provincia de Cáceres. Esta localidad de la comarca de Las Hurdes se encuentra ubicada en el valle del río del mismo nombre y su término municipal lo componen tres alquerías: Cabezo, Las Mestas y Riomalo de Arriba. Ladrillar dista 148 kilómetros de Cáceres y 113 de Salamanca, una circunstancia que ha propiciado que los vecinos de esta población elijan la capital salmantina como destino para la educación de sus hijos, las consultas médicas e incluso el trabajo. "La mayoría de la gente joven de aquí se va a trabajar a Salamanca, casi nadie va para Cáceres", señala Agustín Sánchez, propietario del Bar Sánchez, el único de Ladrillar.

A 698 metros de altitud la vida en esta pequeña localidad cacereña lleva un ritmo mucho más pausado que en otras poblaciones de la región. Aquí los vecinos no padecen problemas de estrés, las dificultades del día a día son bastante sencillas y no tienen que perder su tiempo en un atasco o hacer colas en el super. La tranquilidad de la jornada se rompe cuando llegan los vendedores ambulantes con todo tipo de productos. En Ladrillar sólo hay una tienda que vende productos básicos y las amas de casa adquieren el resto de artículos de la cesta de la compra a estos vendedores que llegan de Pinofranqueado o Plasencia. "Cada uno viene un día y las mujeres ya se lo saben; los martes llega el de la carne de Pino, la fruta la traen de Plasencia- venden ropa y de todo", apunta Agustín.

La economía local se sustenta en dos pilares: la apicultura y el floreciente sector turístico, aunque otras fuentes de ingresos las proporcionan la cantera de piedra y el coto de caza. Antiguamente la agricultura también tuvo su peso específico. "Yo me he dedicado toda la vida a la finca y cultivaba olivos y patatas y también tenía colmenas; ahora me ocupo de la huerta y tengo patatas, tomate y cebollas", dice Olegario Pino, jubilado de 72 años y con dos hijos. Los dos viven fuera, en Madrid y Zaragoza, "y sí fallamos nosotros ellos no vienen ni a ver la finca".

Menos población

El caso de Roberto Iglesias, de 28 años, es excepcional. Su familia se ha dedicado siempre a la producción de miel y polen y él ha puesto en marcha su propia empresa, ´Apicultura Iglesias´. "He decidido quedarme en Ladrillar porque me gusta y porque mis padres están aquí; mis amigos dicen que sí ellos pudieran trabajar aquí, también se quedarían".

El punto de encuentro en el municipio es el bar de Agustín y Faustina. Agustín es además, de lunes a viernes, el conductor del autobús que realiza el servicio regular de transporte de viajeros Ladrillar-Salamanca, que sale a las seis y media de la mañana y regresa a las ocho de la tarde. "Me paso todo el día en la ciudad y es un agobio; aquí se está mejor", asegura.

Ladrillar ha perdido en los últimos cuatro años el 28% de su población. El censo electoral es de 243 habitantes, lo que hace que el domingo los vecinos tendrán que elegir a cinco concejales y no a siete como hace cuatro años. Se presentan dos candidaturas: la de Miguel Domínguez (PP), actual alcalde, y la de José Pedro Domínguez (PSOE), pero la normativa electoral establece que en municipios de menos de 250 habitantes se pueden elegir los representantes en listas abiertas, marcando cuatro nombres máximo y uno mínimo. Así es en Ladrillar.