José María Aznar tuvo que hacer frente ayer a la mayor protesta dirigida personalmente contra él en lo que va de campaña electoral por su apoyo a la guerra de Irak.

Varios jóvenes, en total no más de 10, situados en distintos puntos del auditorio Príncipe de Asturias de Oviedo, alzaron consecutivamente pancartas con el lema No a la guerra . La acción provocó la ira de los seguidores del PP, que agredieron a los manifestantes antes de que fueran expulsados. La protesta pacifista interrumpió el discurso de Aznar durante 10 minutos.

BAÑO DE DEMOCRACIA

Aznar recomendó luego a los antibelicistas "un buen baño de democracia" y enardeció a los seguidores del PP con estas palabras: "Ya han hecho lo que querían: el ridículo y salir en televisión".

Cuando Aznar llevaba apenas cinco minutos hablando, en el escenario que quedaba a su espalda asomaron dos pancartas contra la guerra. La mayoría del público apenas se dio cuenta, ya que los fieles seguidores del líder del PP agarraron enseguida a los que llevaban los carteles.

Aznar se lo tomó con calma. "Dejadles salir tranquilamente", dijo, mientras el público subía el volumen con gritos de "fuera, fuera". Y apostilló: "Siento que no se den cuenta de que la democracia es respetar a los demás".

INTERRUPCIONES

Aznar identificó a los pacifistas con "esos de la coalición Llamazares-Zapatero que han intentado sacarnos del mapa". Entonces, en otro punto del auditorio, surgió otra pancarta similar y varios carteles que rezaban "Couso asesinado", en referencia al cámara de Tele 5 muerto en Bagdad por el disparo de un tanque de EEUU.

Los asistentes al mitin se abalanzaron con violencia sobre los jóvenes, que en ningún momento dijeron nada. Los militantes del PP llamaron "gilipollas" a los pacifistas y les tiraron al suelo.

Mientras, en Santander, el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó ayer que cuando sea presidente del Gobierno desmontará el poder económico que el PP ha creado en España y lo pondrá "en manos de empresarios de verdad".

Rodríguez Zapatero, que hizo esta promesa ante unas 3.000 personas, advirtió de que estos empresarios "no estarán al servicio de un partido político o de un interés concreto", como, a su juicio, ha hecho el Gobierno.