Ha sido una de las frases más repetidas en su discurso de campaña electoral: "Lo siento, lo intuyo, lo palpo... vamos a ganar las elecciones". Pues, a tenor del resultado, a Mariano Rajoy le falló el pálpito o, lo que es lo mismo, le acertaron esas encuestas en las que no quería creer. No quería creer porque, según apuntaba el candidato, "siempre se equivocan con el PP". No obstante, el aspirante popular a la Moncloa --por segunda vez-- salvó los muebles. Al menos, de momento.

Tras capitanear durante cuatro años una durísima oposición al socialista José Luis Rodríguez Zapatero en cuestiones como política antiterrorista o territorial, ha pasado de 148 escaños en el 2004 a 154 en el 2008. Los populares consideran, pues, que han acertado en la estrategia, aunque se les haya quedado corta en el tiempo. De hecho, el responsable de la campaña, Pío García-Escudero, asumía, a las 22.40 horas de anoche, un compromiso con todo su electorado. "El de seguir defendiendo los mismos valores y principios", enfatizó. Y, con rostro serio pero manteniendo la compostura, añadía: "Felicitamos al PSOE por la victoria clara. Han ganado en buena lid". Mientras, Rajoy telefoneaba a Zapatero, el ganador.

PARTICULAR LECTURA Cuando se hicieron públicos los sondeos de televisión realizados a pie de urna (todos otorgaban la victoria a los socialistas), los populares intentaban convencer a los periodistas de que la realidad terminaría por imponerse a las encuestas. Basaban su optimismo en una particular lectura de las cifras de participación: el equipo de Mariano Rajoy insistía en que eran sus comunidades autónomas --Madrid, Valencia y Murcia-- las que tenían mayores índices de votantes, mientras que las socialistas Galicia, Andalucía y Cataluña bajaban respecto a las últimas generales. Pero comenzó el escrutinio y, efectivamente, la realidad se impuso.

Sobre las 22.30 horas, el secretario de organización de los socialistas, José Blanco, anunciaba desde Ferraz que habían ganado las elecciones por el rechazo ciudadano a la "crispación y la deslealtad" de los conservadores.

Unos minutos más tarde, hacía lo propio García-Escudero, quien corregía el error cometido en su primera comparecencia (al cierre de los colegios), ya que olvidó nombrar al recién asesinado Isaías Carrasco. "No lo he hecho en mi primera intervención y quiero tener un recuerdo para Isaías Carrasco. Lamentamos este crimen y deseamos que nunca más una jornada electoral se vea ensombrecida por un atentado execrable", dijo.

El dirigente popular pasó entonces a la búsqueda del lado positivo: destacó que su partido es el que más sube en escaños sobre los datos del 2004 y se felicitó por el hecho de que hayan subido de forma relevante los dos partidos mayoritarios, en detrimento de los nacionalistas. E insistió: se seguirán defendiendo iguales principios y valores.