Mariano Rajoy entró ayer pisando fuerte en León, tierra natural de su oponente. Y optó por elevar el tono y plantear el 27-M como si fuera una cuestión de hombría. Para empezar, acusó al presidente del Gobierno de "esconderse" cuando va al País Vasco por el hecho de celebrar una reunión en Vitoria con cargos socialistas y presumió de que todos los actos --dos-- que él celebrará serán públicos. Porque él, "de esconderse, ni hablar". Eso es, dijo, como si "ganaran los terroristas".

Durante un híbrido entre rueda de prensa y mitin ofrecido en una plaza leonesa, el conservador reivindicó su derecho a hacer campaña en la calle y recordó a las fuerzas de seguridad que su "obligación" es impedir que los aberzales boicoteen o agredan a cargos del PP. Rajoy exigió al jefe del Ejecutivo que aclare si ha pactado con Batasuna que Acción Nacionalista Vasca (ANV) pueda presentarse en algunas localidades.

Pero él ya lo tiene claro: "Siguen los contactos del PSOE con Batasuna y su entorno". ¿Las pruebas? Que Zapatero no le ha dado las "explicaciones" que exige ni "ha dejado" que la Fiscalía General impugne todas las candidaturas de ANV. Por la noche, ya en Oviedo, recordó: "Le dije que impugnara todas las listas. No quiso hacerlo. Ahora que asuma sus responsabilidades".

Sabedor de que el proceso de paz ha tenido un coste en el PSOE, no se cortó y pidió la ayuda de los "desertores" para formar en España una "gran mayoría del sentido común". Era una invitación general, pero, como sabe dónde le duele más al PSOE, citó al exdirigente Nicolás Redondo Terreros.

LA LISTA MAS VOTADA Además, como la alcaldía de León --en manos del popular Mario Amilivia-- no tiene el futuro asegurado porque consiguió el sillón gracias a la ayuda de dos tránsfugas que han formado otro partido, pidió a Zapatero que se comprometa a que solo gobernarán los ayuntamientos las listas más votadas.

Sobre el último intento de insumisión de Esperanza Aguirre, partidaria de la "objeción de conciencia" contra la asignatura de educación para la ciudadanía, Rajoy dijo que no le constaba, pero se vio obligado a sentenciar que "la ley es la ley y hay que cumplirla".