Estamos acostumbrados en los últimos años a vivir invadidos por señales que anuncian que viene algún tipo de Apocalipsis. Desde que empezó el sida a principios de los 80, se han producido muchas alarmas: el ébola, que mata a chimpancés; la gripe aviaria, que mata gorriones y patos, y la tuberculosis. De todos esos signos solemos pasar porque suelen quedarse en Africa y Asia, matando millones de individuos que están fuera del mercado.

Ahora, sin embargo, es posible que nos estemos acercando a una nueva forma de aviso que no deberíamos ignorar: las tormentas que inundan la geografía patria. ¿No será una señal divina que nos advierte de que las campañas electorales deberían ser de otra manera?

Hay alguna manera de comprobarlo, pero como todas las cosas científicas, únicamente funcionan si es a posteriori, o sea, después. Ayer tuve la fortuna de escuchar el mitin de un tipo de Extremadura que se presenta por el PSOE, y me sorprendió porque hablaba sabiendo cómo, sabiendo qué decía, y lo que decía era sensato.

El tipo fue, hace años, forense, y se encargó de lo de Puerto Hurraco, ahí es nada. Se llama Guillermo Alvarez Vara. La prueba es muy sencilla: si cuando acabe la campaña no han caído en Extremadura chuzos de punta, es que Dios no ha querido castigar más que a los malos. Viceversa también vale: que decida castigar solo a los buenos.

Hay más señales de Apocalipsis y más formas de saber cuáles son las formas de castigo a las que nos acercamos. Por ejemplo, José María Aznar ha dicho que quien no vote al PP está votando para que ETA vaya estupenda y para que empiece la guerra civil. Imaginen ustedes que no votan al PP (imagínenlo, no cuesta nada hacerlo) y que, una vez contados los votos, no han emitido sufragios para los populares la mitad más uno de los españoles.

Entonces, ¿qué hacemos si no va estupenda ETA y si no le hemos pegado un tiro en el Campo de la Bota a un vecino?

Yo creo que debemos rezar para que llueva en Extremadura como en todos los demás sitios. De José María Aznar no les digo nada porque solo me salen injurias, y eso está penado salvo si las dicen los machacas de los obispos en la COPE.