La N-430 en su recorrido por La Siberia nos lleva hasta el embalse de Puerto Peña. Desde este punto y tras un recorrido de 24 kilómetros por una carretera sin arcén y repleta de curvas --que impiden disfrutar del espectáculo de la naturaleza-- se llega a Valdecaballeros.

La localidad lucha contra la despoblación: anualmente entre 4 y 6 familias de las 600 que hay censadas en la actualidad, abandonan el pueblo para emigrar a Madrid, Barcelona o Valencia, en busca del empleo y de unas condiciones de vida que no encuentran en su tierra. Lo mismo que ocurre con la gente joven, sobre todos los estudiantes. No es la crónica de los años 60 del siglo pasado; es el Valdecaballeros del 2007 que busca en el turismo rural un soplo de oxígeno.

Ahora son 1.449. Pero hace algo más de una década que llegó a alcanzar las 5.000 personas. Fue la época en la que se construyó la central nuclear, una mole de hormigón y acero abandonada que rompe con la estética de un paisaje digno de una pintura.

GRANDES EXPECTATIVAS

Juan Manuel Mansilla Sánchez es agricultor, tiene 49 años y observa con tranquilidad las obras de reforma de la plaza. Recuerda el pueblo en aquellos años. "Durante la construcción de la central muchas de las familias que emigraron regresaron al pueblo, pero cuando se acabó el trabajo, tuvieron que volver a Madrid. El que no se abriera repercutió negativamente en Valdecaballeros, porque había muchas expectativas". Sin embargo, ve con buenos ojos el futuro, que cree que podría llegar de la mano del turismo rural. "Entre la caza, la pesca y el pantano, creo que hay esperanzas", insiste.

Las expectativas de las que habla Juan Manuel, las ratifica su alcalde, Miguel Angel García. Asegura que se construyeron cientos de casas. "Hay tantas viviendas que tocamos a cuatro por cada familia". Añade que aceptan la decisión política que se tomó en el momento de no abrir la central, pero considera que existe una deuda histórica con Valdecaballeros que hay que saldar, con proyectos alternativos impulsados por la administración. Uno de ellos podría ser la instalación de dos plantas de energía solar de 100 MW cada una, promovida por Ibersol Badajoz; "pero el proyecto lleva más de un año paralizado".

TURISMO RURAL

El turismo rural es una alternativa que ya se está materializando en la construcción de promociones urbanísticas de segundas viviendas. Juan Manuel asegura que "Valdecaballeros es un pueblo acogedor en el que se vive bien", y eso está haciendo que muchos madrileños compren pequeñas casas rurales.

Los recursos cinegéticos son también un reclamo importante. No en vano disponen del Coto Regional de Caza de Valdecaballeros; mientras que el pantano comienza a acoger campeonatos de pesca destinados a visitantes con recursos medios-altos. Oferta a la que hay que unir el turismo de ocio, con el balneario de Valdefernando, a unos 4 kilómetros del casco urbano, en la carretera de Guadalupe. Unas aguas mineromedicinales indicadas para estrés, tensión nerviosa, aparato locomotor, artrosis, gota, afecciones de la piel o problemas circulatorios. Sin olvidar la multitud de deportes y actividades que permite el entorno.