Presume de ser de una familia de 15 hermanos y recuerda que estudió en el mismo colegio cacereño que Almodóvar, el San Antonio, un centro religioso que ahora ha cobrado protagonismo por la nueva película del director manchego. Más tarde se decantó por el Derecho y terminó sus estudios en Madrid. Entró en política con el PSP de Tierno Galván, se afilió en el 76 al PSOE y en 1982 se presentó por primera vez a las elecciones como diputado. Victorino Mayoral ha sido, entre otras cosas, profesor y director del Centro Asociado de la UNED en Madrid, Consejero de Educación y Consejero de Presidencia y Trabajo en la Junta de Extremadura y ha ocupado diferentes portavocías en el Congreso de los Diputados.

--Desde 1982 habrá cambiado mucho la forma en la que se desarrollan las campañas electorales...

--Sí. Hay que tener en cuenta que Extremadura también ha cambiado mucho. Entonces la región era muy difícil de andar y en las campañas electorales se notaba mucho. Las carreteras eran malas, a algunos pueblos se llegaba por caminos forestales, no había casas de cultura en las que celebrar mítines... Ahora todo eso es muy diferente y hay una diferencia fundamental entre los políticos de entonces y los actuales. En aquellos tiempos veníamos de una tarea de oposición a la dictadura y queríamos democracia y entrar en la Unión Europea. Entonces, la idea que teníamos los progresistas de lo que debía ser el cambio social era mucho más radical. Ahora también hay que rebelarse ante el ejercicio de autoridad pública que trata de acosar e imponer una hegemonía absoluta en el país.

--¿Cuáles serían sus tres claves para convencer al electorado que todavía se está indeciso?

--La primera es que es necesaria una cierta rebeldía ante un país que cada vez es más autoritario, más cutre. Nos merecemos una España mejor, pero nadie nos la va a regalar, y este es el momento de cambio. Tiene que ser la vuelta a la esencia de lo que debe ser una España que no se conforme. La segunda razón es que es necesario afianzar el estado de bienestar, ya que ha habido una distribución muy desigual de la riqueza. Por último, creo que el talante del PP en el ejercicio del Gobierno ha pasado del cainismo al canibalismo y expresa una degradación del estado de convivencia que fomenta el enfrentamiento entre partidos. Hay que restaurar el civismo democrático y la tolerancia.

--Parecía que esta campaña había comenzado de una forma más suave que otras...

--Más suave, pero con mucha guerra sucia en la que se está haciendo una utilización del miedo y del terrorismo, incluso de las víctimas del terrorismo para luchar contra el Partido Socialista. Es una de las actuaciones más inmorales y sucias que se pueden haber visto en los últimos años. Se itenta manipular y destruir al adversario y esto nos parece infame. Es una dialéctica de guerra civil la que está practicando el PP. Quizás la sociedad civil todavía no es consciente de las consecuencias de este tipo de actuaciones.

--¿Real- mente los partidos miran cada día los sondeos como lo hacen los programadores de televisión con los índices de audiencia?, ¿influyen estos estudios en el desarrollo de las campañas electorales?

--Sí, se miran con atención. Una de las características del sistema de gobierno democrático es saber cómo va evolucionando esa decisión popular, aunque no creo que los resultados de los sondeos lleguen a cambiar el rumbo de una campaña. Pero cuando se introducen trampas, entonces el sondeo se convierte en un arma más, en este caso dando a la mentira una apariencia de estudio científico. Nos ha llegado información de que se ha estado manipulando la encuesta del CIS para utilizarse como un arma de guerra.