José Luis Rodríguez Zapatero inauguró ayer un estilo más agresivo. En Zaragoza derrochó críticas al PP, y en San Sebastián, se presentó como el "mejor garante de la convivencia". Reservó sus tiros más certeros para Rajoy, al que acusó de recurrir al mensaje del "miedo y del riesgo" porque "no tiene discurso, ni ideas, ni valor, ni coraje".

En el Kursaal, que se quedó pequeño, Zapatero prometió excluir la lucha antiterrorista de la discusión entre los partidos y unir a todos los demócratas para acabar con ETA. "El PSOE es la fuerza política que mejor puede garantizar la convivencia", dijo al día siguiente de que Rajoy prometiera aumentar la presencia del Estado en Euskadi para garantizar la libertad de los vascos. Para Zapatero, por contra, el cambio que "necesita España" es "imprescindible en Euskadi".

La falta de entendimiento entre los gobiernos central y vasco le sirvió para apoyar su afirmación de que la solución pasa por un Gobierno del PSOE. "Nosotros nunca hemos jugado a separatistas ni a separadores", dijo en alusión acusatoria a las actitudes del PNV y el Partido Popular.

Horas antes, en Zaragoza, había centrado sus ataques en Rajoy. Le dedicó perlas como decir que "no se atreve" a ir a un debate "por si le tiemblan las piernas"; que "sólo sabe leer y lo hace mal"; que "no se ha ganado nada para ser presidente"; que es "cobarde"; y que carece de "autoridad moral". El repaso acabó con su mayor acusación: "Representa los viejos rencores atávicos de la derecha española, que tanto nos han retrasado". Todo con un fin: ganar al PP "no por puntos, sino por KO".