Alicia Hermida finalizó ayer en el teatro romano de Mérida la representación de Fedra , obra en la que comparte cartel con Ana Belén, Chema Muñoz y Fran Perea. Su papel es el de Enone, imprescindible para que se desarrolle la obra, puesto que es la que incita la acción de todos los personajes. En los próximos meses esta actriz, reconocida en los últimos tiempos por su papel como Valentina en la serie de televisión Cuéntame como pasó , viajará por España representando esta tragedia de Eurípides.

--¿Cómo valora su su experiencia al trabajar en el teatro romano de Mérida?

--Es muy agradable trabajar al aire libre. En este caso es especial porque tienes de fondo el teatro. Pero lo que más me ha gustado es la acogida de la obra entre el público. Cómo escuchan, cómo aplauden al final, la impresión de ver todo el teatro levantado comunica mucho a los actores. Y es necesario para el teatro que exista esa interacción entre el público y los actores.

--¿Que le parece la versión que de este drama que ha hecho Juan Mayorga?

--Es una obra de teatro clásico. Pero clásico en el sentido exacto de la palabra. La versión que Mayorga ha hecho es muy actual, y es clásica porque es muy actual. Todos los problemas de Fedra y de los personajes que la rodean son problemas actuales y eternos, y por eso se convierten en teatro clásico. Mayorga y Jose Carlos Plaza el director del montaje han rescatado toda la esencia del texto clásico de Eurípides y le han dado una gran actualidad.

--¿Qué es lo que más le atrae de su papel, que indirectamente origina todo la trama?

--Sí, Enone es la responsable de la muerte de Hipólito. Ella conduce a Fedra por la necesidad de que ésta viva. Enone no puede admitir que ella muera. Al principio, Enone piensa que está mal que Fedra se enamore de su hijastro Hipólito, pero como no quiere que muera y es la única solución que Fedra encuentra, entonces Enone conduce la trama de forma que quiere conseguir su único fin.

--Puede parecer que en cierto modo Enone es una predecesora de la Celestina.

--Yo no pienso así. La principal diferencia entre ambas mujeres son los objetivos que tienen. Enone no se mueve por ningún interés material ni de oficio, es simplemente un acto de supervivencia, para que Fedra no muera. Por el contrario, la Celestina tiene un objetivo interesado en el amor de los jóvenes.

--¿Qué personaje se parece más a usted: la cándida Valentina de la televisión o la Enone del teatro, que es más rompedora?

--Yo creo que todos los personajes los sacamos de dentro. Todos somos plurales y todos conocemos los sentimientos y las pasiones, aunque no las vivamos de una forma total. Por ejemplo, todos sentimos los celos, pero no llegamos a matar como Otelo. De toda esta pluralidad que llevamos dentro es de donde salen los personajes que luego representamos. Por eso yo creo que somos Enone en algunos momentos y Valentina en otros.

--¿En que género se mueve mejor: teatro, cine o televisión?

--Yo me he movido por todos los géneros. No me gusta encasillarme o ser actriz de una sola faceta, aunque a veces eso da el éxito porque el público te acaba identificando con un personaje en concreto. Sin embargo yo procuro no hacer de mí misma en escena, sino hacer el personaje, aportando, naturalmente, la voz, la energía, el físico y todo lo que tengo.

--¿Cómo compagina su trabajo como actriz con el de profesora en la Escuela Alicia Hermida?

--Sacando el mayor rendimiento del tiempo que tengo. Ahora mismo estoy con Fedra y con Cuentame cómo pasó y cada vez que tengo un hueco trabajo en la escuela. La escuela se interesa por talleres para preparar a los actores, sobre todo jóvenes.

--¿Cuáles son los valores más importantes que enseña a sus alumnos?

--Les enseñamos lo necesario que para un actor es tener energía, estar vivo y, sobre todo, quitarse las máscaras. Un actor tiene que estar lo más limpio e inocente posible. La filosofía que les transmitimos a los chicos es que tienen que aspirar a ser un artista, no un profesional. En cuanto a la técnica, el actor tiene que ser esencial. Todo lo que no sea necesario sobra. No hacer que se hace, sino hacer.