TNtacido en Alburquerque en 1948, en el seno de una humilde familia de campesinos que se vio obligada a emigrar a Madrid en 1960, donde trabajó para pagarse los estudios en los oficios más variopintos, en especial como profesor de guitarra flamenca. Estudió filología hispánica en la Universidad Complutense de Madrid, integrándose en el llamado Grupo Azul de escritores. Fue profesor de Lengua y Literatura españolas en el instituto Calderón de la Barca, en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y en la Universidad de Yale. Actualmente está jubilado. Entre sus obras se cuentan las novelas: Juegos de la edad tardía (1989, Tusquets), Premio de la Crítica 1989 y Premio Nacional de Literatura 1989, Caballeros de fortuna (1994, Tusquets), El mágico aprendiz (1998, Tusquets), El guitarrista (2002, Tusquets), Hoy, Júpiter (2007, Tusquets), Retrato de un hombre inmaduro (2009, Tusquets), Absolución (2012, Tusquets); los libros de ensayo Entre líneas: el cuento o la vida (2000, Tusquets), Esta es mi tierra (2000, Editora Regional de Extremadura) y la recopilación de artículos ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004, Tusquets).

--¿Cómo se define Luis Landero?

--Un náufrago, hijo de Cipriano y Antonia, que encontró en la literatura su isla de consolación.

--¿Se sienten más adentro las raíces cuando la necesidad te obliga a emigrar a otras tierras?

--Sí, pero no por emigrante, sino por niño. La niñez atesora ya para siempre las experiencias esenciales. Somos en gran parte el niño que fuimos. Por lo demás, la emigración no es solo una pérdida de raíces; es también la ganancia de otras raíces, de otros ámbitos igualmente queridos.

--¿Qué recuerdas de los tiempos en que te ganabas la vida como profesor de guitarra?

--Recuerdo el mundo infinito y maravilloso de la guitarra. Y recuerdo la primera vez que escuché a Paco de Lucía. La jodimos, pensé. Chaval, dedícate mejor a la literatura.

--¿Y de los años como profesor en la Escuela de Arte Dramático?

--Los alumnos, desinhibidos, alegres, listos, cariñosos, y con un afán enorme de saber. Estupendos a la hora de las clases y a la hora de las cañas.

--¿Han cambiado mucho los jóvenes en los años que pasaron por tus aulas como profesor de secundaria?

--Mucho. La enseñanza pública se ha degradado. La han degradado. Fiel reflejo de la sociedad pueril y tontorrona en la que vivimos, donde el dinero importa muchísimo más que el saber. Todo necio confunde valor y precio.

--¿Qué maestros de la pluma han influido más notablemente en tu obra?

Tantos... Desde los cuentos que escuché en mi infancia (maestros no de la pluma pero sí del pico) hasta el último libro que terminé de leer ayer. No, no vamos a hacer una lista de maestros. Son demasiados.

--¿Hay un antes y un después de Juegos de la Edad Tardía en la obra de Luis Landero?

--En lo esencial no, de ninguna manera. Era un escritor inseguro antes de "Juegos" y, a pesar del éxito, sigo siendo tan inseguro o más que entonces.

--¿Cómo se resume el retrato de un hombre inmaduro?

--Solo sé que no sé nada, lo cual ya es mucho saber.

--¿Es necesaria la Absolución para afrontar la parte sabia de la vida?

--Es necesaria la paz con una mismo, reconciliar a todos los yoes que hay en cada uno de nosotros.

--Un recuerdo de la infancia en Alburquerque.

--La libertad de los días interminables del verano.

--Un viaje inolvidable.

--El que hacía de niño entre el pueblo y el campo. Mis padres eran campesinos. Ir del pueblo al campo o del campo al pueblo, aunque solo distaban unos 15 kilómetros, eran viajes comparables a los de Odiseo o al de Marco Polo. No he vuelto a disfrutar del viaje como entonces.

--Un secreto inconfesado.

--No pienso compartir con nadie el plano del tesoro.

--Un reto como escritor.

--Hacer las cosas lo mejor que sé. Es decir, dejarme el alma en el intento.

--Una reflexión ante la vida.

--Dejemos las mujeres hermosas para los hombres sin imaginación.

--Una canción que recuerdas con cariño.

--Yo quiero ser mataor, de Antonio Molina.

--Un rincón donde sentir la paz.

--No hay más rincón que uno mismo. O llevas la paz contigo o no esperes encontrarla en otra parte, por lejana o idílica que sea.

--Un libro de cabecera.

--Un diccionario.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Dentro de cien años, o te recordarán por tus obras, o no te recordarán. Pero, de cualquier modo, no te vas a enterar.

--¿De no haber sido Luis Landero quién hubieras querido ser?

--Darwin.