Después de un periodo de silencio de nueve años, en 1993 editó su segundo libro, 'Los bosques interiores', en el que se perfilan ya nítidamente el tono y los rasgos que singularizan su obra de madurez: una escritura que configura el territorio poético de la mirada interior y que hace de la contemplación un ejercicio de conocimiento. El resto de su obra poética está compuesta por los siguiente títulos: 'La mirada apacible' (Pre-Textos, 1996), 'Al final de la tarde' (Calambur, 1998), 'El cielo de las cosas' (EREx, 2000), 'Para guardar el sueño' (Visor, 2003), 'Entre una sombra y otra' (Visor, 2006), 'Las estaciones lentas' (Visor, 2008) y 'Cristalizaciones' (Hiperión, 2013). También ha publicado el libro de relatos 'El cuenco de la mano' (Littera Libros, 2007). El conjunto de su obra poética está recogido en el volumen 'Los bosques de la mirada. Poesía reunida 1984-2009' (Madrid, Editorial Calambur, 2010). Ha recibido, además del Adonais, el accésit del premio Jaime Gil de Biedma, el Premio Internacional de Poesía Unicaja, el Premio Internacional de poesía Tiflos, el Premio Extremadura a la Creación a la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño (2007) y el Premio Ciudad de Córdoba 'Ricardo Molina'.

--¿Cuándo sientes la necesidad de plasmar en papel tus sentimientos?

--Uno escribe cuando puede y cuando le dejan, no siempre cuando quiere. Los momentos de escritura tenemos que buscarlos como espigadores, agachándonos un momento en medio de la multitud. De todas formas, las intuiciones, percepciones o sentimientos que constituyen el poema surgen durante el mismo proceso de su escritura.

--¿Por qué merece la pena escribir?

--Han transcurrido casi treinta años desde la publicación de mi primer libro de poesía y en todo este tiempo, con las intermitencias propias de este oficio de paciencia, he seguido escribiendo. Entre otras cosas porque no he encontrado una razón convincente para dejar de hacerlo, pero sobre todo porque en el fondo soy alguien a quien conforta el trato día a día con las palabras y porque creo que escribir es una forma de dignificar la existencia, de respetar la vida.

--Prosa o poesía y por qué.

--Siempre he escrito poesía. Quizás no tenga paciencia para la prosa, que requiere una continuidad y una dedicación que la poesía no me exige. El pensamiento poético es intenso y fragmentario. No me veo desarrollando una idea en un párrafo de doce líneas cuando a lo mejor podría ser expresada en un solo verso. De cualquier manera, envidio a los narradores, su capacidad para utilizar áreas del cerebro que yo no uso, para ordenar su pensamiento atendiendo a los códigos de un gen del que carezco.

--Un momento de tu vida que ha marcado tu obra.

--Quizás la publicación de mi primer libro, 'A este lado del alba', en 1983, que decidió de alguna manera mi continuidad en la poesía. Sin ese primer libro, mis primeros escarceos con la poesía hubieran acabado en simples tentativas y ahora esta entrevista no habría sido necesaria.

--Elige una de tus obras y explica el motivo.

--Quizás 'La mirada apacible', de 1996, porque es el libro en el que el tono personal, mi manera de relacionarme con las palabras y, a través de ellas con el mundo, comienza a hacerse más o menos visible.

--¿Escribir es un intento de inmortalidad?

--Lo de inmortalidad suena demasiado pretencioso. Yo creo que es un intento de salvar los propios muebles en un naufragio anunciado. De todas formas, y para ser más precisos, lo que permanece son las palabras, no sus autores, que se difuminan irremediablemente como el resto de los mortales.

--Un autor que haya influido especialmente en tu obra.

--Rainer Maria Rilke, al que leí precozmente. Es verdad que los de Rilke no eran los primeros poemas que leía, pero sí los que, por primera vez, me conmovían y deslumbraban hasta el extremo de llevarme a emularlos. Me atraían la riqueza y plasticidad de sus imágenes, su simbolismo trascendente, su humanidad inmensa. Aquel hombre sin patria que había sido capaz de construirse un hogar interior, de hacer del desamparo su lugar de cobijo, era yo mismo.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Como alguien normal que quiso vivir con naturalidad y honestidad la vida que le tocó en suerte, y que se planteó la escritura poética con las mismas exigencias de naturalidad y honestidad con las que enfocó su vida.

--Una reflexión ante la vida.

--Lo que nos corresponde es, simplemente, devolverle a la vida lo que es suyo: la sombra a la semilla, la comida a los pájaros, el consuelo de unas pocas palabras a lo que no lo tiene. La existencia es un don, pero la vida tenemos que inventárnosla. Con lo que se nos da movemos el molino de lo que se nos niega.

--Una anécdota divertida.

--Una vez preparé concienzudamente una lectura poética para un instituto de enseñanza secundaria. A las cinco de la tarde, después de sacrificar una comida familiar, me encuentro al entrar con la algarabía de una enorme fiesta de disfraces amenizada por una orquesta en la que participaban padres, alumnos y profesores. La hora de la charla era la adecuada, e incluso el día de la semana; pero la cita estaba fijada para el mes siguiente.

--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?

--El escritor, como cualquier otro hombre, no puede mantenerse al margen de las acechanzas de la época. Es más, la obra verdadera solo surge cuando las obsesiones personales del autor coinciden con las preocupaciones generales de sus contemporáneos. Para mí la conciencia ética es una parte fundamental e indisociable de la experiencia estética de la poesía. Toda obra de arte tiene la obligación de hacer una conquista, de crear un espacio perdurable e iluminador. La poesía es conciencia o, de lo contrario, acto verbal inconsciente y gratuito, decía el poeta argentino José Viñals. La poesía es resistencia o es puro verso.

--Un recuerdo de la infancia.

--Cuando tenía seis o siete años, los paseos que algunos domingos por la mañana daba con mi padre por los alrededores de El Vivero, hoy desaparecido.

--Un viaje inolvidable.

El viaje interior que ha supuesto para mí la escritura poética a lo largo de estos años.

--Un lugar donde reposar para siempre.

En el jardín de mi casa. Cercano a lo que importa, como diría mi amigo Angel Campos.