La madre de Dulce e Inma Chacón (Zafra, 1954) solía decir: "Son ellas dos y el resto del mundo". Gemelas idénticas, ellas sabían quién era quién, pero el resto del mundo, no. Dulce Chacón murió en el 2003. Antes hizo prometer a su hermana Inma que escribiría una novela y con ese pacto la transformó en escritora. "Yo no había escrito nada hasta entonces".

Ahora con Tiempo de arena , su tercera novela, Inma ha sido finalista del Planeta. Se trata de una historia que entronca con su novela anterior Las Filipinianas , que bebía como esta, de los pequeños misterios que encierran todas las familias. "En su lecho de muerte, mi tía abuela, una solterona a la que no se le conoció novio, en medio de su delirio se puso a llamar a sus hijos. La conmoción familiar fue tremenda. ¿De qué hablaba? ¿Quiénes eran esos hijos?". La novela tiene un punto de partida similar y está ambientada en Toledo, una ciudad de provincias opresivas donde viven las tres protagonistas.

"Son mujeres de una familia aristocrática que se revelan de muy distintas formas respecto al papel que les ha tocado en la vida. Esto ocurre a caballo del XIX y del XX, antes de que en 1910 se firme en España el primer decreto de acceso de la mujer a la universidad".

Esas mujeres de Tiempo de arena son "fuertes", buscan la igualdad con los hombres y reclaman poder tener educación. Una educación que Inma Chacón --que ha ejercido la docencia universitaria-- considera que sigue siendo fundamental para la suerte de las mujeres dos siglos después del tiempo en el que transcurre la novela.

UNA LITERATURA CURATIVA

Marcada la geografía, con referentes a Tristana de Buñuel o a la Vetusta/Oviedo de Clarín, a Inma Chacón solo le queda por establecer el tiempo. "Ese tiempo que pasa sin que te des cuenta", explica y acude a una imagen muy simbólica. "En casa tengo un reloj de arena que está tan mal construido que se detiene. A mí me gusta esa posibilidad de darle la vuelta, de enmendarle la plana al tiempo, porque eso es más o menos lo que intentan mis personajes".

¿Por qué ese empeño de Dulce Chacón de inocularle el afán de la escritura a su hermana? "Ella sabía que la literatura es una forma de sobrellevar muchas cosas. Sabía que era curativa y que me iba a servir como terapia".

Ahora considera que ser finalista del Premio Planeta le dará su propia identidad como autora y que por fin dejará de ser vista como "la prolongación" de su hermana gemela.

"Espero que con este premio se me identifique como Inma Chacón", dice la escritora extremeña, que fue columnista de El Periódico Extremadura.

"Ha habido mucha tendencia a identificarme con Dulce Chacón. Yo lo entiendo, porque ella era una persona muy querida, admirada, con mucho predicamento, con mucho carisma. La gente la adoraba y cuando yo comencé a publicar querían ver en mí la prolongación de Dulce", explica.

Dos años después de la muerte de su hermana, Inma Chacón debutó en la narrativa con La princesa india . "Era un encargo que ella me hizo y hay quien creyó que la habíamos escrito a medias, pero no era cierto", asegura.

Seis años más tarde, Chacón cree que ha llegado el momento de reclamar su identidad literaria con la ayuda del Planeta, lo que no le va a impedir seguir dedicando sus libros a su hermana Dulce. "El Planeta no me va a cambiar la vida, porque a mí me gusta la vida que llevo. Pero es un premio maravilloso a mi novela, para la que he estado documentándome, dando vida a los personajes y creando escenarios durante cuatro años", afirma.

Aunque salió de niña de Extremadura, Inma Chacón se siente muy vinculada afectivamente a su tierra natal. "Quiero tanto a Extremadura porque la añoro", afirma.

Y aplaza a su próxima visita a Extremadura la opinión sobre el cambio político que marcaron en aquella comunidad las últimas elecciones autonómicas.