El actor estadounidense acaba de estrenar en España 'Amor sin control , retrato de un grupo de adictos al sexo que acuden a grupos de terapia con el fin de rehacer sus vidas.

--¿De verdad que la adicción al sexo es una enfermedad real?

--He visitado grupos de terapia para adictos, y para ellos el sexo ya no es una fuente de diversión, ni de placer, ni de ternura, sino solo una compulsión. He conocido gente que se masturba tantas veces que acaban en el hospital, con el miembro en carne viva o sangrando. Es una enfermedad real, créame.

--¿Y por qué nos cuesta tanto aceptarla como tal?

--Porque se habla de ella demasiado a la ligera, y muchas personas públicas se declaran sexoadictos solo para excusar su incapacidad de controlar la bragueta. Además, es una enfermedad reciente. Hasta hace poco nos costaba creer que se pudiera ser adicto al juego, y en la actualidad nadie lo pone en duda. Con la adicción al sexo pasará lo mismo, sobre todo porque en los próximos años va a extenderse de forma exponencial. El culto exacerbado al cuerpo, el acceso ilimitado a la pornografía en internet- forma parte del zeitgeist , del espíritu de nuestro tiempo.

--¿Qué aprendió en esos grupos de terapia?

--Que existen adictos de todos los géneros, colores y clases sociales. Y que necesitan comprender que no son bichos raros, que otras personas tienen los mismos problemas que ellos y que juntos pueden solucionarlos mejor.

--¿Le produce reparo desnudarse delante de la cámara?

--No, siempre me he sentido muy a gusto con mi cuerpo. Por culpa de la religión existen muchos complejos y muchos tabús relacionados con el sexo, y es lamentable. El sexo es la base de la humanidad, el gran motor del mundo.

--Recientemente fue nominado al Oscar --por su trabajo en Los chicos están bien

(2010)