Marlango labró su destino hace ya diez años. Un pianista de conservatorio y una magnética actriz convertida en cantante confluyeron en el camino. Y en el zurrón acumulan ya seis compactos. Cuatro en inglés y los dos últimos en castellano. El reciente, titulado El porvenir , es el más rítmico de su discografía (el empujón se lo deben al productor Sebastian Krys). Y estas pilas renovadas les sientan muy bien. Es el trabajo que mejor refleja cómo suenan en sus conciertos.

El porvenir es el primer álbum que Leonor Watling y Alejandro Pelayo graban sin su tercer cómplice: el trompetista Oscar Ybarra. "Todo parece precipitado. El cambio de idioma, la marcha de Oscar. Pero hace año y medio que se fue a vivir a Gijón, se casó, se mudó a Chicago... Decisiones que aceptamos a regañadientes. Es un amigo que se va. Pero desde que acabamos el otro disco estamos escribiendo piezas sin retos ni presiones. El proceso no empieza ni termina nunca", asegura Pelayo.

El porvenir es un álbum impregnado de sonoridades de Latinoamérica. "Una de nuestras cualidades, no sé si virtud o defecto, es que somos muy coleccionistas: de sombreros, navajas pequeñas... Los viajes son excelentes en este sentido, y musicalmente, también. Escuchas cosas que de otra forma no llegarían a ti. Y te hacen tocar de forma distinta. Yo no toco tango al piano, pero estando en Buenos Aires vi hacerlo tan bien a Fito Páez que volví a Madrid y me salía tocarlo sin querer. Me decían 'qué bien lo tocas'. Y respondía 'no, no: si yo no toco tango'. Son recuerdos musicales de nuestros viajes".

COLABORADORES Precisamente Fito Páez es uno de los invitados del álbum. Marlango grabó en uno de los discos del cantautor argentino, así que tocaba corresponderle. Y cuando terminaron de escribir Dímelo así , pensaron en él. "Vimos que este tema tenía mucho de Fito Páez. Y era justo que ahora le invitáramos nosotros", explica Pelayo. "Lo mismo nos pasó con Enrique Bunbury. A él también le debemos mucho --añade Watling--. Dinero , la pieza en la que participa, es fruto de lo tanto que le hemos escuchado".

"Así que lo que hacemos es devolverles el favor para que nos pongan el sello original", corrobora Pelayo. "El certificado de calidad", subraya ella. "La denominación de origen", remata él.

Watling y Pelayo forman una pareja (lo fueron sentimentalmente hace tiempo) que busca la sintonía. Actuando y hasta presentándose en acústico les basta una mirada para entenderse. Ella canta con la voz, con su expresiva y bonita cara, con su cuerpo y hasta con los pies y tobillos, que va doblando al ritmo de su pieza más rockera. Una letra, en Dinero , en la que dejan bien claro que "el paraíso no es aquí". ¿Dónde está pues el paraíso? "Depende del día --responde Watling--. Lo que decimos es que el paraíso no es este al que nos vendemos entre todos. Y digo todos porque odio culpabilizar a terceras personas".

PARAISO ARTIFICIAL "Una cosa que comentamos con Alejandro --añade--, es el anuncio de Carolina Herrera de su colonia VIP y su mensaje tú también puedes ser VIP y estar ahí . Por eso en el videoclip de Dinero en el que reproducen un paraíso artificial, reflejamos que en realidad se trata del infierno. Ya toca que se nos digan las cosas por su nombre. Que no nos hagan esperar a un mañana. Necesitamos respuestas. Ya".

Watling se atreve con un clásico de la copla, Ay pena penita pena , que aborda con La Santa Cecilia. La sugerencia vino del productor. "Nos convenció de que la copla se ha colocado siempre en Andalucía y que tenía mucho mundo por conocer", recuerda la vocalista. Eso sí, aclara que su acercamiento al visceral género lo hace "desde la humildad y con un respeto infinito".

El porvenir contiene también blues, jazz, boleros..., bajo el reconocible sello Marlango. Una marca de la casa que detestan que califiquen de "elegante". "Sé que lo dicen de buena fe, pero no me gusta. Me interesa la elegancia en un sofá. No en una película, en una canción o en un actor. Si le sueltas a un pintor que es elegante pensará que le están llamando decorador", argumenta Watling. "Algo no hacemos bien si nos llaman elegantes", se suma Pelayo.

En la pieza Dímelo así , sueltan: "Hay que empezar para terminar". "La letra habla de los principios y sobre todo de los finales, cuando normalmente te permites, cuando puedes tener, una mirada retrospectiva. Qué fácil es decir 'hombre, si la crisis ya se venía venir'. Pues haberlo dicho, hombre. Para empezar a terminar, vamos a hacerlo bien". Marlango sabe lo que hace.