Era, con permiso de Serrat, un noi del Poble Sec, nacido en la calle Tapioles de padre peón y madre modista "de pobres". Y un niño de la guerra, que con 9 años llevaba sacos de tierra al refugio antiaéreo, pasaba hambre y veía al padre partir en los últimos reemplazos republicanos de 1939 tras defender la ciudad del avance franquista desde una barricada frente a El Molino. De aquella miseria se refugió en la lectura, que le despertaría una vocación, que decía, era "lo único que justificaba" su vida. "Solo sé que soy auténtico cuando escribo. Me gustaría que me recordaran como a una persona que se sacrificó por la literatura, que le dedicó sus cinco sentidos", decía hace un lustro a este diario Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927). Pocos días antes de cumplir los 88 años, arrastrando una delicada salud desde el 2011, cuando sufrió un ictus, fallecía el escritor, periodista y abogado que convirtió a la Barcelona de su inspector Méndez en escenario negrocriminal. Pero no del todo, pues como él mismo afirmaba: "mientras alguien nos recuerda no morimos".

Con solo 21 años y la novela Sombras viejas ya ganó su primer premio, el Internacional de Novela, creado por el editor José Janés, y en cuyo jurado estaba Somerset Maugham. Pero era 1948 y topó con la censura (que también marcaría en rojo su obra Los napoleones ), que le condenó por "rojo y pornógrafo", como le gustaba recordar.

González Ledesma halló sustento trabajando a destajo en Bruguera, donde además de guiones para series de cómic como El inspector Dan (junto a Víctor Mora) nació Silver Kane, el seudónimo bajo el que se codeó con Manuel Lafuente Estefanía y que le permitía guardar el anonimato entre los 50 y los 70 alumbrando medio millar de novelas populares del Oeste y policiacas, que podía llegar a escribir a razón de tres a la semana.

Escribía de noche, porque de por la tarde trabajaba de periodista y por la mañana de abogado, profesión que le hizo rico pero que abandonó a los 36 años porque le atormentaba "defender a tipos indeseables" y le pasaban factura las sentencias injustas. En 1984, con el inspector Méndez y su Colt 45 --personaje secundario en Expediente Barcelona (1983)-- ganó el premio Planeta con Crónica sentimental en rojo , consagrándole como autor de novela negra de trasfondo social con Barcelona como protagonista.