Custodiar las mejores colecciones de Velázquez, Tiziano, Rubens y El Bosco; atesorar destacados conjuntos del trabajo de Mengs, Tiépolo, Bayeu, Maella y Meléndez; y tener a Goya como artista estrella de los fondos permiten al Prado presentar una exposición como Goya en Madrid . Una muestra, patrocinada por la Fundación AXA y comisariada por Manuela Mena y Gudrun Maurer, que reúne 142 piezas firmadas por los principales creadores españoles del siglo XVIII --con el de Fuendetodos como principal invitado-- y por algunos de los mejores artistas europeos anteriores, sin pedir obras prestadas. Al Prado le ha bastado con mover las piezas. No en vano, aprovecha la renovación de las salas donde residen los cartones de Goya para dar otra visión del monumental grupo de obras que realizó para la manufactura de tapices, germen de su posterior producción.

Oleos que ejecutó para servir de modelo, de ahí el nombre de cartones, para los lienzos que tejía la Real Fábrica de Santa Bárbara y en los que trabajó desde que llegó a Madrid, con 29 años en 1775, hasta 1794. Los lienzos, con motivos dedicados a la caza y a la vida cotidiana de la corte según los ideales de la ilustración, sirvieron para decorar estancias del Escorial y el palacio del Prado, y permitieron a Goya madurar como artista. "Todo lo aprendido y usado en estas obras, que fueron su campo de entrenamiento, lo utilizó en sus retratos, en la pintura religiosa -, pero también, por las ideas y libertad que consiguió con ellas, en los aguafuerte de los Caprichos , obra clave de toda su producción", apunta Mena. La presentación de la muestra desecha el tradicional agrupamiento cronológico de los cartones y apuesta por la confrontación de las piezas del aragonés con los óleos salidos de los pinceles de sus contemporáneos.