España ha vivido una transformación radical en los 20 años transcurridos desde su adhesión, en 1986, a la UE, que ha pulverizado los clichés agoreros sobre su atraso endémico y su insuficiente capacidad para adaptarse a las exigencias europeas. El nivel de renta per cápita español, que se encontraba en 1986 en el 68% de la media comunitaria, se sitúa ahora sobre el 91% de la media de la antigua UE de 15 estados miembros y en el 98% de la UE ampliada. España se ha convertido en uno de los miembros punteros de la integración europea, participando desde el primer día en la creación del euro y en la supresión de las fronteras interiores.