El abogado extremeño Pablo Vioque, considerado por la policía el cerebro de los narcotraficantes gallegos, abandona un centro sanitario de Madrid en el que se encontraba ingresado y ya goza de libertad, al padecer una enfermedad irreversible, informaron fuentes de instituciones penitenciarias a la agencia Efe. La resolución para su puesta en libertad la decidió la Audiencia Nacional, tras rechazar el recurso del fiscal que se oponía a su liberación. El informe del medico forense del Juzgado de Vigilancia Penitencia expone que le queda poco tiempo de vida tras sufrir una metástasis hepática. La Fiscalía Antidroga interpreta que se trata de un sujeto peligroso dado que planeó el asesinato del fiscal Javier Zaragoza desde la cárcel, de ahí el recurso contra su liberación. El auto de la Audiencia expone que la ley, en estos casos, contempla la libertad para los presos con padecimientos incurables por razones humanitarias y de dignidad personal. El abogado extremeño sufre un cáncer de colón del que había sido intervenido que derivo en una metástasis de origen hepático. El letrado, de no haber obtenido la libertad, tendría que permanecer en prisión hasta agosto del 2020, dado que está condenado por varias causas. Pablo Vioque fue secretario de la Cámara de Comercio de Vilagarcía en cuya sede se reunía con los narcotraficantes para planificar el transporte de cocaína desde Sudamérica. Uno de ellos, Manuel Vázquez, lo delató al no abonarle una deuda de 1.2 millones de euros, con lo que ingresó por vez primera en prisión por orden del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Se le atribuyó, posteriormente, los fardos de estupefacientes que aparecieron flotando o fondeados en aguas de Cedeira. Los colombianos, a los que el abogado extremeño les había dicho que la mercancía se había perdido, quisieron ajustar cuentas, lo que trajo como consecuencia el denominado "crimen de Benavente". Vioque, según fuentes policiales de entonces, envió a negociar con los sudamericanos a Luis Jueguen y José Manuel Vilas, vicepresidente y tesorero de la Cámara de Comercio, con lo que unos sicarios del grupo colombiano asesinaron al segundo, mientras que permitieron la huida del primero, que aún hoy se encuentra en busca y captura por parte de la justicia. Juan Francisco Martin de Aguilera, abogado del grupo conocido por "los piturros", declara que "la decisión de dejar en libertad a Vioque es acertada: se trata de un enfermo terminal que tiene que morir en su cama y no en una prisión". "Vioque termina de una forma dura. Persiguió la riqueza que aún mantiene, porque no se le incautó su gran patrimonio, pero ya no podrá disfrutarla como querría", concluye Martín de Aguilera.