Siete jóvenes detenidos y 10 agentes de los Mossos d´Esquadra heridos es el balance provisional de los enfrentamientos que se produjeron ayer en el centro de Barcelona entre la policía y algunos grupos de manifestantes que protestaban contra el asesinato de un joven en Madrid a manos de un grupo ultraderechista el domingo pasado.

A lo largo del recorrido, algunos jóvenes cortaron calles y destrozaron mobiliario urbano. Los incidentes más graves se produjeron frente a la sede de la Consejería de Interior, donde los manifestantes arrojaron botellas de vidrio, piedras y otros objetos contundentes, como vallas metálicas, contra los agentes que custodiaban el edificio.

Un total de 10 agentes autonómicos resultaron heridos de diversa consideración. Uno de ellos tuvo que ser hospitalizado al quedar inconsciente tras recibir un fuerte impacto en la cabeza. A la hora de cerrar esta edición se desconocía la cifra de manifestantes que resultaron heridos, aunque al menos uno de ellos tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario. Los Mossos d´Esquadra detuvieron a cuatro manifestantes y la Guardia Urbana arrestó a otras tres personas. Los antifascistas --un millar, según la policía-- salieron a la calle para protestar por el asesinato, el día 11, del joven Carlos Javier Palomino en Madrid a manos de un ultraderechista.

CALMA EN LA PUERTA DEL SOL Al contrario que en Barcelona, en Madrid, que amaneció ayer con el temor policial de que pudieran producirse batallas campales en las concentraciones de distinto signo convocadas para el día, antifascista una y ultraderechista la otra, todo quedó en agua de borrajas.

El fuerte dispositivo policial y la tranquilidad de los manifestantes que protestaban en la Puerta del Sol por el asesinato de Carlos Javier se conjugaron para que todo transcurriera con normalidad. Los ultraderechistas, convocantes de una manifestación a escasos 500 metros de la plaza madrileña, que había sido prohibida, ni siquiera hicieron acto de presencia.

Poco más de 1.000 personas se reunieron en la Puerta del Sol. Pocos manifestantes para montar cualquier altercado ante la presencia de 700 agentes. La policía, que había rodeado todo el perímetro de la plaza madrileña y establecido controles en sus accesos, poco tuvo que hacer. Los manifestantes se limitaron a corear consignas.