El exedil de HB Ibon Muñoa aseguró ayer, en su turno de última palabra, tras ser juzgado en la Audiencia Nacional como cooperador necesario del secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Angel Blanco, en 1997, que comprendía los insultos de la familia de la víctima porque él había sentido el mismo odio cuando murieron amigos suyos en el conflicto vasco.

Muñoa llevó su discurso escrito y, tras criticar a los medios de comunicación por informar de forma "sesgada", se dirigió a la familia de Blanco. Su hermana, María del Mar, asistía a esa sesión. "Comprendo sus insultos y sus deseos de que me pase los últimos años de mi existencia en la cárcel. Yo mismo he tenido muchas veces esos sentimientos de odio y rabia cuando he asistido a funerales de amigos que han muerto de forma violenta a lo largo del conflicto", dijo.

El terrorista, que ya ha sido condenado por pertenencia a ETA, explicó que a los 17 años sintió esa rabia cuando, en 1975, al final del régimen franquista, se fusiló a dos miembros de ETA. En ese momento, el presidente del tribunal, Siro García, le instó a que se ciñera a los hechos por los que ha sido enjuiciado.

Previamente, la fiscal mantuvo su petición de 40 años de cárcel porque ayudó "de forma inequívoca a que se produjera el asesinato" de Blanco, que tildó de "espantoso, brutal y despiadado". El abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo pidió 53 años de cárcel. La defensa reclamó la absolución.