Hace muchos meses ya que Aznar arruinó cualquier posibilidad de labrarse una carrera política en la Unión Europea. Su devoto y sumiso apoyo a la insidiosa política bélica de Bush contribuyó a dinamitar las relaciones entre los socios europeos y le granjeó la enemistad de Alemania y Francia. Ahora, cuando Berlín y París buscan el modo de restañar las heridas, citan a Blair y dejan a Aznar en la cuneta. El presidente español no les hace falta: visto su papismo, superior al del propio ´Papa Bush´, para qué perder el tiempo con el dependiente, pudiendo negociar con el dueño de la tienda.