La decisión de Mariano Rajoy de quedarse al frente del PP ha aplazado, más que abortado, el estallido de una guerra sucesoria dentro del partido, pero las batallas por el reparto del poder interno no han tardado en estallar. El portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana, y el secretario general, Angel Acebes, caras visibles de los errores que tras el 11-M condujeron al PP a la derrota del 2004, han transmitido a sus allegados que no seguirán, como todos sospechaban tras anunciar Rajoy la renovación de su equipo directivo. Pero la cobertura de sus vacantes ya ha desatado la primera pugna entre los barones territoriales del PP, que quieren situar en esos cargos de responsabilidad a personas de su máxima confianza.

El martes, cuando sorprendió al comité ejecutivo de su partido al anunciar que quiere no solo repetir como presidente, sino también como candidato a la Moncloa en el lejano 2012, Rajoy quiso dar un golpe de autoridad ante quienes conspiraron tras la derrota del domingo para forzar su renuncia.

EL CALENDARIO DEL RECAMBIO

Para aplacar las presiones internas con vistas a la configuración de la nueva cúpula del PP, Rajoy anunció que no presentará su lista hasta la víspera del cónclave, pero el calendario le ha jugado una mala pasada: a principios de abril, cuando se hayan constituido las cámaras, deberá desvelar el nombre de quien sustituirá a Zaplana como portavoz en el Congreso, y también tendrá que aclarar si Pío García-Escudero continúa como jefe de filas en el Senado.

Y ahí es donde surge el primer problema, porque los líderes territoriales, con la madrileña Esperanza Aguirre y el valenciano Francisco Camps a la cabeza, quieren hacer valer los espléndidos resultados electorales que ha cosechado el PP en sus comunidades.

El presidente de la Generalitat y del PP valenciano ya tiene un candidato para sustituir a Zaplana. Se trata de Esteban González Pons, número uno de la lista por Valencia, exconsejero y antiguo portavoz del PP en el Senado. Con 43 años, González Pons encaja con la imagen de renovación generacional. En Madrid, ayer Aguirre movió ficha y advirtió de que Manuel Pizarro es un "excelente candidato" como portavoz.

De hecho, la pugna entre Camps y Aguirre por controlar el grupo del Congreso no es sino el preludio de una guerra sucesoria que durante un tiempo, con Rajoy revalidado, seguirá latente. Y es que, excluido Gallardón por carecer tanto de escaño para encabezar la oposición como de apoyo en el partido para auparse al liderazgo, los dos presidentes autonómicos posponen sus ambiciones hasta las postrimerías de sus respectivos mandatos, que expiran en el 2011. Es decir, un año antes de las próximas generales, cuando deberá nombrarse al candidato a la Moncloa y celebrarse el siguiente congreso del PP.

9 DIAS EN EL EXTRANJERO Mientras los barones mueven sus hilos, Rajoy se irá el sábado de vacaciones con su familia al extranjero. Luego, tras nueve días de descanso, empezará a preparar el congreso del PP junto al aún secretario general. Fuentes populares aseguran que, tras el revés del 9-M, Acebes ha expresado su voluntad de abandonar de inmediato el cargo, pero el presidente le ha convencido para que siga hasta el trascendental cónclave de junio.

El aprecio que siente por Acebes y la dificultad de hallar a alguien que conozca como él los entresijos del PP hacen dudar a Rajoy. Se debate entre sustituirlo --y ahí García-Escudero-- es su mejor baza, y mantenerlo como número dos, pero sin proyección mediática. En tal caso cobrarían protagonismo Pizarro, Costa o Sáenz de Santamaría, a los que podría dar las vicesecretarías vacantes.