Un código ético limitará los parámetros de actuación de los agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El anuncio lo hizo ayer el director de servicios españoles de información, el general Félix Sanz Roldán, en un seminario sobre servicios de inteligencia europeos que reunió en Madrid a responsables y expertos internacionales de inteligencia y seguridad.

A pocas semanas de que se cumpla su primer año al frente de los espías españoles, la huella del general Sanz al frente de La Casa es patente. Nunca como hasta ahora los servicios de inteligencia habían estado tan presentes en la opinión pública. En la lucha contra ETA, por ejemplo, hasta las notas de prensa del Ministerio del Interior mencionan al CNI cuando participa en una operación. E incluso se conoce al detalle su intervención, como fue el caso de la detención del último jefe de ETA, Mikel Carrera, Ata , en Francia, a partir de la intercepción de un correo electrónico. Esta exposición es intencionada ya que, según el general Sanz, para valorar lo que hacen "por la seguridad de España", la gente tiene que saber en qué trabaja esa generación de espías que dirige con un presupuesto de 242 millones de euros y otros 18 en fondos reservados.