Esperanza Aguirre, candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid, inició ayer el alejamiento de la política de su antecesor, Alberto Ruiz-Gallardón. En su discurso de investidura en la Asamblea, Aguirre anunció la bajada de un punto en el tramo autonómico del IRPF, un plan de privatizaciones y una ley de estabilidad presupuestaria para la comunidad.

La candidata del PP, que será elegida hoy presidenta autonómica con los 57 votos del Grupo Popular y el rechazo de los 54 que suman PSOE e IU, presentó un catálogo de intenciones sin apartarse un ápice de la política estatal de su partido.

LAS DIFERENCIAS En materia fiscal marcó diferencias respecto a Ruiz-Gallardón después de su renuncia a subir los impuestos municipales tras la polémica generada en su partido.

También se desmarcó del proceso de escrutinio electoral, muy criticado en las elecciones de mayo y en las de octubre. Aguirre prometió revisar el sistema de recuento para que los primeros resultados difundidos se asemejen a los definitivos, dentro de un paquete de regeneración democrática que incluye el desbloqueo de las listas electorales.

Aguirre aplicó la receta del vicepresidente económico, Rodrigo Rato, que con menos impuestos se pueden prestar mejores servicios. A su juicio, la "austeridad fiscal" fomentará la creación de empleo y reactivará la economía. Además de la bajada de un punto en el tramo autonómico del IRPF, su programa incluye la supresión del impuesto de sucesiones y la "privatización" de empresas públicas en las que "no se considere justificable" la presencia autonómica.

LA OPOSICION Rafael Simancas (PSOE) y Fausto Fernández (IU) coincidieron en describir el discurso de Aguirre como "autocomplaciente", "alejado de los problemas" de los madrileños, "neoliberal" y "muy, muy de derechas". Ambos le replicarán hoy que su programa no resuelve los problemas de vivienda, educación y sanidad de Madrid.