Mariano Rajoy se ha atrevido a ejercer de líder, a aceptar el reto que le pusieron por delante el valenciano Francisco Camps y la madrileña Esperanza Aguirre y ha ganado. A ambos: ha logrado que el presidente de la Generalitat sustituya por fin al defenestrado Ricardo Costa --ligado al caso Gürtel -- y que la presidenta Esperanza Aguirre ofrezca la presidencia de Caja Madrid a Rodrigo Rato, renunciando así a que su hombre de confianza, Ignacio González, ejerza tal responsabilidad.

Rajoy ha superado otro complicado examen de liderazgo al que le han sometido sus propios compañeros de partido. Claro que le ha costado lo suyo pasar la prueba y ha necesitado que varios de sus barones territoriales le ayudasen a estudiar lo grave de la situación para, in extremis, dar un golpe sobre la mesa. Resultado: ha logrado la rendición de Camps y Aguirre y, de paso, apagar dos fuegos que amenazaban con achicharrarlo sin compasión. Por tanto, un aliviado Rajoy afronta el comité ejecutivo de hoy con la idea de exigir "lealtad" y "respeto" a la militancia.

CASTIGAR A COBO Para ese contexto, el presidente de los populares ha preparado un discurso-rapapolvo que, con los frentes de Madrid y Valencia ya sofocados, podrá proclamar con mayor solemnidad. Al fin y al cabo, Rajoy llega a la cita con casi todos sus deberes hechos: le falta sancionar a Manuel Cobo, el número dos de Alberto Ruiz-Gallardón, por haber arremetido contra Aguirre con dureza y sin paños calientes. El castigo a Cobo llegará, previsiblemente, después de que éste haya sido escuchado mañana por el comité de garantías del PP. El vicealcalde amenazaba con "ampliar" su desplegable de coscorrones dialécticos para Aguirre.

Pero el entorno de Rajoy ya ha lanzado varios mensajes a Cobo para que apacigüe el ánimo y, más pronto que tarde, se retracte --o al menos finja arrepentimiento-- a fin de no tener que llegar a suspenderlo de militancia. Además, se espera que Gallardón retire el recurso que tiene paralizadas las elecciones en la caja. Aguirre, por su lado, se sabe la gran derrotada de esta batalla. Después de mucha pataleta, ha perdido este pulso con Rajoy: la noche del domingo telefoneó a Rato para comunicarle que, a partir de ese momento, era el único candidato a presidir la entidad financiera.

El gesto se dio a conocer inmediatamente a la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, que ha conversado telefónicamente con Aguirre todo el fin de semana. La lideresa , por tanto, sacrificó a su aspirante, Ignacio González, que resignado salió a la palestra a dar sus bendiciones al expresidente del FMI.

Pero una vez vencida, Aguirre no está por la labor de someterse al aquelarre en el que podría convertirse el comité ejecutivo de hoy, en el que estaba previsto que distintos barones autonómicos como el leonés Juan Vicente Herrera; el murciano Ramón Luis Valcárcel o el vasco Antonio Basagoiti se quejaran ante la presidenta y el alcalde de Madrid de las consecuencias que tienen sus trifulcas. Anoche la presidenta barajaba la posibilidad de ausentarse hoy de la ejecutiva.

CUPULA Otra de las estrellas de la reunión será el presidente Camps y sus cambios, a instancias de Rajoy, de la cúpula valenciana. Ayer, el presidente de la Generalitat dio su brazo a torcer y, siguiendo instrucciones de Madrid, nombró a cinco personas, ya de forma definitiva, para sustituir al expulsado Ricardo Costa. Así, el nuevo PP de Valencia contará con un secretario general, que será Antonio Clemente; un coordinador general, Alberto Fabra, y un vicesecretario, el alicantino José Ciscar.

El vicepresidente de la Generalitat, Juan Cotino, coordinará la acción de Gobierno y de partido, mientras que la portavocía del grupo quedará en manos del actual consejero de Inmigración, Rafael Blasco. Rajoy ya ha dado su bendición a esta serie de cambios políticos en Valencia.