Esperanza Aguirre no quiere más investigación sobre la supuesta red de espionaje ligada a su Gobierno. Eso atañe a la Asamblea de Madrid --donde hoy se dispone a echar el cierre a la comisión de investigación allí creada--, y al PP, por si tuviera tentaciones de reabrir su propia investigación interna.

Poniendo la venda antes que la herida, Aguirre mandó ayer un mensaje a Mariano Rajoy. Y lo hizo a través de su portavoz en la Cámara regional, David Pérez, que defendió que no cabe seguir dándole vueltas al asunto. "La demostración de que no ha habido espionaje a partir de la falsedad de los partes es tan manifiesta que, en mi opinión, nadie se planteará una investigación, porque la investigación se ha producido ya en el seno de la Asamblea", apuntó.

RAJOY CALLA Queda por ver si Rajoy asume la tesis de Aguirre de que el escándalo del espionaje ha sido "un montaje". Ayer, un grupo de periodistas le planteó a Rajoy esta cuestión. "No tengo nada que decir sobre el asunto", respondió. Tampoco María Dolores de Cospedal quiso dar muchas explicaciones, aunque supeditó el reabrir su investigación interna a que le satisfagan las conclusiones de la comisión, que se sabrán el 18 de marzo. Y en el entorno de Alberto Ruiz-Gallardón, según parece, no ha caído bien la noticia.

Otro de los barones populares investigados por la justicia, Francisco Camps, protagonizó ayer un acto en Madrid donde se hizo arropar por la cúpula popular --incluido Mariano Rajoy--, parte de su equipo de Gobierno y empresarios. El presidente valenciano está bajo sospecha por haber permitido, supuestamente, que una red de empresarios corruptos pagara algunos de sus trajes, a cambio de contratos.

Camps dio ayer una conferencia en el Foro Abc. Le acompañó su secretario general, Ricardo Costa, implicado en el sumario de Baltasar Garzón. La plana mayor del PP posó con Camps. Además de Rajoy, se vio a M Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Pío García-Escudero, Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre.