La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, no se besaron ni se miraron esta mañana cuando inauguraron el intercambiador de la Plaza Castilla y su frío saludo se redujo a un golpecito en el brazo. La presidenta llegó en autobús directamente al interior del intercambiador y el alcalde, que había llegado 10 minutos antes en coche, acudió a recibirla a la dársena.

Gallardón se apresuró a saludar con un apretón de manos al consejero de Sanidad, Manuel Lamela, y al consejero delegado del consorcio de Transportes, José Manuel Pradillo, pero a Esperanza Aguirre le dio un golpecito en el brazo izquierdo y seguidamente la espalda. Ante la insistencia de los fotógrafos en que se dieran un beso, Aguirre preguntó si tenía que dar un beso a cualquier alcalde y, finalmente, le dio dos al regidor de Alcobendas, Ignacio García de Vinuesa.

Gran expectación

Aguirre y Gallardón sí se dedicaron mutuamente palabras durante las intervenciones que pronunciaron -primero el alcalde y luego la presidenta- en el acto de inauguración. El alcalde inició sus palabras con un "buenos días" a la "presidenta de la Comunidad" y a las otras autoridades y asistentes, incluida la prensa, que, ante la expectación, había acudido de forma masiva.

Gallardón calificó de "curioso y sorprendente el interés que tiene la inauguración de un intercambiador" y agregó que "han venido programas de todo tipo, nacionales, ¡hasta en las Islas Canarias se van a enterar de que hemos inaugurado un intercambiador en Madrid!", exclamó.

En su discurso, el alcalde se remontó a los inicios de la política de intercambiadores madrileños y recordó que "primero fueron Joaquín Leguina y José María Álvarez del Manzano, después José María Álvarez del Manzano y yo, ahora nos toca a Esperanza y a mí". "No importan las personas, lo que importan son las instituciones. Y lo importante es que Comunidad y Ayuntamiento, al margen de las personas, siempre trabajen y consigan resultados como el que hoy podemos poner a disposición de los madrileños", cerró su intervención.

A su vez, Aguirre saludó al "querido alcalde de Madrid" en primer lugar, seguidamente a las restantes autoridades e instituciones y, posteriormente, volvió a mencionarle en el capítulo de agradecimientos, donde citó la "colaboración de todos, del alcalde de Madrid, ¡como no!, y de todos los miembros de la corporación, que están desde el principio en la gestación de esta idea".

Durante el recorrido del intercambiador, de cerca de una hora de duración, Aguirre y Gallardón caminaron largos trayectos por separado, cada uno rodeado de sus colaboradores más próximos, pero al final, en los discursos, sí se sentaron uno junto a otro, aunque permanecieron poco tiempo juntos, ya que primero Gallardón y luego Aguirre abandonaron sus asientos para pronunciar sus palabras.

El momento de mayor proximidad física se produjo durante la tradicional foto de familia con los trabajadores que han participado en la edificación del intercambiador, cuando presidenta y alcalde posaron dándose la mano.