Sostiene sin inmutarse la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que la corrupción es "consustancial" a las instituciones. Como si viniera incluida de fábrica y la responsabilidad de los políticos no estuviera en su origen, sino en ponerle punto final. Eso sí, después de que haya servido para llevarse por delante una parte suculenta del erario público. Tan polémica teoría fue esgrimida ayer por Aguirre, a quien se le pidió una valoración de la encuesta que, con motivo de la festividad del 2 de Mayo, publicó el diario El País y que otorga al PP, nuevamente, mayoría absoluta en la comunidad, a pesar del caso Gürtel. "Los electores son muy listos. La corrupción es algo consustancial a las instituciones. Lo importante no es que se produzca, sino qué se hace para evitarla", proclamó Aguirre en una entrevista en la cadena Ser, en la que también se vanaglorió de haber sido la primera en tomar medidas contra los imputados en la citada trama corrupta. "La corrupción requiere una respuesta política desde el primer momento, como he hecho en Madrid", añadió.

EL PSOE ATACA Como era de esperar, la oposición salió en seguida a dar la réplica: el líder de los socialistas de la región, Tomás Gómez, dijo estar "preocupado" por la tesis de Aguirre en torno a la corrupción y las instituciones. "La corrupción es enemiga de la democracia y hay que eliminarla de raíz. Las palabras de Esperanza Aguirre reflejan la mentalidad que tiene el PP", recalcó. Menos cómodo se mostró Gómez a la hora de analizar los resultados de la encuesta, que, además de augurar que Aguirre repite mayoría absoluta y la UPD de Rosa Díaz entra en el Parlamento, dejan al socialista en mal lugar por ser uno de los políticos de Madrid con menos tirón. "Los datos reales, los que nosotros tenemos es que si mañana hubiese elecciones, el PP no tendría mayoría absoluta para gobernar", insistió.

Así las cosas, Gómez trató de meter un poco más el dedo en el ojo (político) de Aguirre. Eso explica que hiciese especial mención a la "soledad" con la que la presidenta enfrentó la tradicional recepción que ofrece en la sede de su gobierno a personalidades de la vida política y social de la comunidad, entre los que no estuvieron ayer ni Mariano Rajoy, ni María Dolores de Cospedal ni, lo que es aún más extraño, el veterano Manuel Fraga, que no suele faltar a los eventos a los que resulta invitado (aunque su relación con Aguirre no es para tirar cohetes).

La propia Aguirre se encargó de aclarar a la prensa que Rajoy estaba de boda y que estaba bien acompañada por la persona del PP "más relevante" en Madrid, en alusión a la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría. Por parte del Ejecutivo estuvo presente el vicepresidente Manuel Chaves, que más tarde acompañó a Tomás Gómez en la Fiesta de la Rosa del PSM.

COBO, EL ESPIADO Otro de los protagonistas destacados de la jornada fue Manuel Cobo, el número dos del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón: el vicealcalde considera que, a día de hoy, ha quedado probado que agentes al servicio del consejero Francisco Granados le espiaron a él y a su familia. Lo cree y lo dice allá por donde va, lo que ha servido para que Granados --con quien ayer ni siquiera se cruzó-- le amenace con presentar una querella. Otro lío.