La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cree que si a estas alturas Mariano Rajoy no tiene rival para optar a la presidencia del partido no es por falta de ganas o candidatos, sino por falta de avales. Según insinuó ayer, el hecho de que el entorno del actual líder se haya dedicado a recoger con tanta antelación firmas para respaldar su candidatura al congreso de Valencia bloquea las posibilidades de cualquier otro aspirante: una candidatura necesita tener detrás 600 rúbricas de las 3.000 disponibles, pero Rajoy atesora muchísimas más.

No obstante, los colaboradores del jefe han dejado caer ante los periodistas --que no lo ha confirmado oficialmente-- que, si algún dirigente popular como Juan Costa se decidiera, se podría buscar la fórmula para ceder parte de los avales ya recogidos. Ayer, el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, volvió a insinuar esa posibilidad. Así, afirmó ante Aguirre que nadie dejará de presentarse a la presidencia del PP en el próximo cónclave por cuestión de avales. Ella discrepó y se lo hizo saber ante cámaras y micrófonos: "De eso no estoy tan segura".

Aguirre no fue a Valladolid el pasado sábado al acto de apoyo a la candidatura de Mariano Rajoy. Su ausencia, como la de María San Gil, fue muy comentada. Incluso, criticada de forma más o menos velada por otros compañeros de partido, como el ya citado Herrera, que se despachó con un "gracias a los que no han podido o querido venir". Todo el mundo entendió qué quería decir con lo poco dicho. Ayer, el presidente de Castilla y León volvió a ser anfitrión y esta vez, paradojas de la vida, de la propia Aguirre. Ambos firmaban un convenio de colaboración entre sus respectivas comunidades.

DISCURSO DURISIMO Pero, como era previsible, la crisis del PP monopolizó la rueda de prensa que ambos compartieron. Y salió a colación el discurso durísimo que Ignacio González, vicepresidente de Aguirre, dedicó el pasado lunes a Rajoy en el comité ejecutivo popular. La presidenta aseveró que las palabras de su número dos estaban "muy puestas en razón", aunque matizó que eran a título personal. González llegó a decir que los populares no deben "caer en el relativismo, en el oportunismo cortoplacista y acomplejado, en el tacticismo" y, mucho menos, intentar convertirse en la "segunda marca" del PSOE.

Criticó que no se haya hecho un análisis de la derrota del 9-M y que se fomente que se tilde a unos populares de moderados y a otros de "carcas". Y acusó a Rajoy de tener al partido durante cuatro meses "sin dirección".