Aznar y el presidente polaco han competido para ver quién decía más tópicos insustanciales por minuto. Ha ganado el español. En su dorado aislamiento europeo con Kwasniewski, ha compartido los sueños de una Constitución cristiana de Europa, de oponerse a cambiar el tratado de Niza y de conseguir la reconstrucción de Irak. ¿Piensa nuestro presidente que llegará a alguna parte enfrentado al corazón y el motor de Europa, que son Francia y Alemania?