No llegaremos a la hora a casa pero, al menos, llegaremos". Esta frase era la más utilizada por los pasajeros en el aeropuerto de Parayas, Santander, mientras esperaban que algún miembro del personal del aeródromo les dijera lo antes posible qué iba a ser de ellos tras la suspensión de todos los vuelos a raíz del atentado de ETA.

Las caras mostraban una relajación notable, tras dos horas en las que los músculos faciales habían estado casi agarrotados por la tensión acumulada. La felicidad unánime por el hecho de no lamentar víctimas ni heridos compensaba, a modo de bálsamo, la angustia de contemplar un atentado en vivo y en directo.

EL SUSTO DE LOS GEMELOS

Esther y Angel habían decidido llevar a sus pequeños, los gemelos Jairo y Jorge, de ocho años, a ver los despegues y aterrizajes de los aviones en el aeropuerto de Parayas. Una manera de romper la rutina y combatir el tedio de un domingo sin fútbol ni playa. Pero poco después de haber montado el improvisado mirador, unos agentes de la Guardia Civil les pidieron que desalojaran la terminal y se dirigieran a pie hacia la pista, desde donde oyeron la potente explosión del coche bomba.

El más afectado por la tensión de la escena, propia de un mal remake de Con la muerte en los talones , fue Jairo. Tan conmocionado estaba que parecía que no le hacía ni ilusión la promesa que le hizo un responsable del aeropuerto de dejarle entrar en la cabina del piloto la próxima vez que fueran al aeropuerto. Su rostro delataba que no tenía muchas ganas de volver a pisar una terminal. "Ya ha pasado, ya ha pasado", repetía Esther para conjurar el susto del pequeño Jairo.

Alberto Matos, humorista y colaborador del programa A tu lado , de Telecinco, se disponía a volver junto a su amiga Sandra Tomey a la cafetería en la que, dos horas antes habían pedido un par de bocadillos y unas bebidas mientras esperaban la salida de los vuelos que debían llevarles a Madrid y Barcelona, respectivamente. Ambos se habían desplazado a la capital cántabra para asistir a la boda del popular presentador Félix Alvarez.

LAS PRIORIDADES

Tras el mal cuerpo que se les había quedado estaban poco preocupados por su refrigerio frustrado y mucho más ansiosos por saber si finalmente podrían llegar a sus destinos esa misma noche.

Mientras, Amparo tenía los nervios a flor de piel. Esta mujer canaria se había ido al lavabo justo en el momento en que la Guardia Civil inició el desalojo. A ella la llevaron a la pista del aeropuerto, pero a su marido y a sus dos hijos los enviaron con su caravana alquilada a un kilómetro de distancia de la terminal del aeropuerto.

Amparo sabía que los suyos estaban bien, pero todavía no los había podido abrazar. "Ya me dirás qué manera de terminar las vacaciones es ésta", decía entre suspiros.