Esperanza Aguirre esboza su sonrisa más angelical antes de tirar a matar. Sobre todo, contra Alberto Ruiz-Gallardón. Su último disparo es su biografía autorizada. El título, La presidenta , puede verse como la definición de su cargo o como el anticipo de unas aspiraciones más elevadas que comparte con el alcalde. Sus páginas están salpicadas de referencias a las "faenas" que le ha hecho Gallardón, su complejo de "Dios" o sus aires de " progre". Aun así, ella le ha pedido que le presente el libro el martes con Mariano Rajoy. El alcalde le ha dicho que no le espere.

Siempre se han llevado mal, pero la biografía, escrita por Virginia Drake para La Esfera de los Libros --la editorial de El Mundo -- ha sido una sacudida para el alcalde, justo cuando parecía que enterraban el hacha de guerra. En las últimas semanas iban juntos a los actos mientras mascullaban el mantra de "todo sea por las elecciones". El pasado lunes fue una de esas ocasiones. El la esperó en la puerta del ayuntamiento y, mientras le daba un beso, le entregó una fotocopia con un listado de las perlas que ella le dedica en el libro. A Rajoy le ha enviado otra.

Aguirre odia que Gallardón pase por progresista y quiera hacer creer que ella es "lo más rancio y conservador de la derecha". Dice que él se considera "Dios" y que por eso, y por "fastidiarla", compatibilizó su cargo de alcalde con el de presidente de la comunidad después de que la espantada de los socialistas Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez obligara a repetir las autonómicas. Pero no solo le clava pullas. Le llega a acusar de conocer el tamayazo con antelación y no decirle nada.

Con una seguridad en sí misma aplastante, la presidenta narra la pugna por hacerse con el PP madrileño y cuenta que Gallardón la amenazó e intentó chantajearla. También dice que ni siquiera "pidió permiso" a Rajoy para presentarse, sino que se se lo anunció. Y que, cuando se salió con la suya, recomendó a Rajoy que sentara a Gallardón en las reuniones de maitines de los lunes. "En compensación por mi presidencia regional", asegura que le dijo.

Si una vez le dijo a su rival que "calladito" estaba "más mono", su frase más demoledora se la soltó al ser proclamada presidenta regional. Gallardón se acercó al estrado, la abrazó y le dio un beso. Como los ventrílocuos, ella casi no despegó los labios. Lo justo para decirle: "Si me lo das en la boca, serás portada".

Aunque algunos albergan serias dudas de que pertenezcan al mismo partido, Aguirre asegura que Gallardón es "cojonudo" y que le tiene "mucho cariño". Es lo que el PP define como "distintas sensibilidades". El resto de la humanidad lo llama guerra. Pero no todo es política, también intimidad. No se acostumbra a pasar sin pagas extras y muchas veces no llega "a fin de mes" aunque gana 8.300 euros. Ahora niega haberlo dicho, pero en el libro se queja del "horror de tener una casa con techos altísimos y calefacción eléctrica".