La localidad almeriense de El Ejido está dividida por la actitud del alcalde, Juan Enciso. Hay quienes proclaman aquello de la honradez de la mujer del César, mientras que otros se amparan en la presunción de inocencia. Y es que, lejos de recluirse en su casa tras pasar ocho meses en la cárcel, lo primero que Enciso hizo ayer fue volver a su despacho y advertir de que sigue siendo el alcalde: "El pueblo me puso en la alcaldía y él será el que me tenga que quitar".

Enciso fue detenido en octubre acusado de blanqueo de capitales, cohecho, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos y falsedad documental por su presunta implicación en una supuesta trama de corrupción que tenía su epicentro en la empresa mixta Elsur, encargada de gestionar los servicios básicos municipales. Según descubrieron los investigadores, dicha empresa subcontrató trabajos con sociedades de amigos del alcalde, incluidos exaltos cargos de Elsur, e infló facturas hasta límites impensables.

CREDITOS EXTRAORDINARIOS Hasta ese momento, los vecinos no sabían que el suelo que pisaban era tan valioso: reparar una baldosa de la plaza principal costaba más de 2.000 euros y el cambio de una bombilla ascendía hasta los 3.000. Y todo esto mientras aumentaba la deuda municipal y el ayuntamiento del pueblo con mayor renta per cápita del país, gracias a los invernaderos, recurría a créditos extraordinarios para hacer frente a los pagos.

Sin embargo, el miércoles Enciso no tuvo apenas problemas para abonar los 300.000 euros de fianza y cambiar una celda de la cárcel de Granada por el sillón de alcalde entre cohetes lanzados por sus seguidores. Desde la oposición critican su falta de ética, dado que, aunque en libertad y sin sentencia firme que le inhabilite, sigue imputado por graves delitos, recuerda Guadalupe Fernández, portavoz local del PSOE, que no ha podido sacar adelante una moción de censura por falta de apoyo.

Las voces discordantes con su gestión recuerdan que, siendo alcalde por el PP, Enciso saltó a la escena nacional por su actitud ante los incidentes racistas del 2000. El tirón populista de este empresario de 59 años le permitió encadenar mayorías absolutas con los conservadores y después con el Partido de Almería, una escisión que fundó cuando trató de hacerse con las riendas del PP provincial sin éxito. A ese apoyo, plasmado en los 15 concejales obtenidos por el partido que lidera, apela ahora: "Me siento hoy como el primer día que salí del ayuntamiento, totalmente inocente. En su momento se sabrán todas las cosas".