El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, estuvo ayer de campaña electoral. Como muchos otros compañeros de partido. Pero, a diferencia de la mayoría de ellos, él evitó abordar el asunto de la trama de corrupción desde la crítica al Gobierno socialista y al juez que lleva el caso, el magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. En un mitin que protagonizó en Bilbao, se limitó a pedir a los presentes que se sientan "orgullosos" de pertenecer a un partido "de gente honrada y de gente honesta".

Está por ver si Gallardón va a mantener ese perfil moderado durante los próximos días o, por el contrario, si se va a subir al discurso oficial del PP, esto es, el de arremeter con virulencia contra Garzón y los socialistas. Especialmente, contra el ministro de Justicia, Mariano Fernández-Bermejo, que compartió cacería, el fin de semana pasado, con el juez del caso.

EXPLOTAR LA CACERIA En esa línea sí se pronunció la portavoz parlamentaria popular, Soraya Sáenz de Santamaría. "Tengo la impresión de que el Gobierno apunta y otros disparan", aseveró desde Lugo, donde se encontraba ayer haciendo campaña. Sáenz de Santamaría, como otros dirigentes del PP, quiso dar a entender que el caso de corrupción que Garzón está instruyendo es fruto de una conspiración entre el magistrado y el Ejecutivo. Los populares sospechan que el juez tardará en dar a conocer los nombres de los aforados imputados para no perder el caso. Y es que, si hay algún parlamentario implicado, la investigación pasaría al Supremo.

Los socialistas, por su lado, se defienden. Ayer, la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, tildó de "absolutamente insólitas" las críticas que, los conservadores están lanzando contra un juez. "Si realmente el PP fuera víctima de una conspiración de alguien, deberían ser los primeros interesados en abrir una investigación dentro del partido, para que se supiera toda la verdad", apuntó.